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¿Es el Partido Socialista de hoy un «digno ejemplo de acción contra el mal»?

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Las dos últimas líneas de la primera estrofa de la Marsellesa Socialista, el tradicional himno del Partido Socialista de Chile, que en la época de Allende los jóvenes militantes solíamos cantar en cada una de las actividades partidarias, dicen: «El Partido dará a los que luchan, digno ejemplo de acción contra el mal». Frase esta que siempre me pareció algo enigmática, pero que con motivo de la reciente revelación  de las millonarias inversiones especulativas  del P.S., ha sacado a la luz su profundo sentido político y moral que, sin embargo, no es inmediatamente explícito en aquellas en apariencia simples palabras.

Por cierto, el «mal» al que se refiere la frase de la Marsellesa es, en primero lugar, el modo de producción capitalista, con todas sus lacras de explotación inmisericorde de los trabajadores; de pobreza y subordinación política y social, por un lado, y de materialismo, enriquecimiento ilimitado y dominio de las clases que controlan los medios de producción sociales, por el otro. Pero, como es evidente,  para una organización política que tiene como fin hacer posible la emancipación de las masas populares, no puede sino pertenecer también al dominio del mal, toda acción del Partido, o de sus militantes, que traicione, o atente, en cualquier forma, contra los fines y valores emancipatorios del socialismo. Así por ejemplo, en la sección No. 3, titulado: Carácter del Partido, de las Directivas Fundamentales del Programa del Partido Socialista de 1947,dice:

«Los objetivos que persigue el Partido Socialista: debe dirigir la lucha contra el orden establecido y las clases que defienden ese orden: contra los instrumentos e instituciones creados por esas clases para mantener su sistema opresor (Estado y partidos burgueses, policía, iglesia, etc.) Y también contra la influencia ideológica de la burguesíaque como clase dominante, impone su filosofía egoísta de la vida, de  la sociedad y de las relaciones entre los seres humanos[1].

Es, precisamente, esta filosofía egoísta de la vida la que domina la mente y la conducta de los parlamentarios y dirigentes «socialistas» de hoy, tal como lo han puesto de manifiesto sus vergonzantes declaraciones recientes.

Habría que mencionar aquí que las inversiones especulativas no  fueron nunca consideradas en el Partido Socialista de la época de Allende, como posibles fuentes de financiamiento, por la simple razón de que para los socialistas de entonces habría sido un acto patentemente inmoral participar en el proceso de reproducción del capital financiero, nacional o internacional, con el fin de incrementar las arcas partidarias. Y aquel a quien se le hubiera ocurrido proponer, o cometer, tal acción habría sido pasado en el acto a la Comisión de Control y Cuadros, y quizás castigado con su expulsión del Partido.

En la sección No.5, del mismo documento antes citado se declara, de manera casi ingenua, (eran otros tiempos), que:

«Actualmente, las fuentes de financiamiento del Partido son: las cuotas de sus militantes; la ayuda de algunos amigos del socialismo y, fundamentalmente, el porcentaje descontado a la dieta de los parlamentarios [2].

Porque es manifiesto que las justificaciones esgrimidas, recientemente, por ex presidentes y parlamentarios del así llamado Partido Socialista, con el fin de justificar y legitimar sus millonarias inversiones en empresas que solo buscan el enriquecimiento especulativo capitalista, en tanto son acciones en abierto conflicto con los fines y valores del socialismo, no pueden ser consideradas  sino como política y moralmente inaceptables.

Pero ¿cómo pudo el Partido Socialista chileno llegar a tales extremos de inmoralidad y corrupción? Simplemente por efecto de un largo proceso de descomposición, ideológica, política y moral, que se inició enel exilio  europeo en los años 80, se consolidó a partir de la creación de la Concertación y que desde entonces no ha hecho más que profundizarse.

Mientras Allende fue su figura y líder máximo, y a pesar de sus muchos conflictos y divisiones internas, el Partido Socialista no renegó nunca, verbal ni prácticamente, de los grandes principios programáticos incorporados en su carta fundacional, entre los más importantes, por cierto, la necesidad de trascender el Capitalismo. Pero al advenir la Democracia Tutelada, hecha posible por medio de un acuerdo secreto entre el P.S. y la D.C, la Antigua Derecha y los milicos golpistas, [3] los  apóstatas del socialismo procedieron a abandonar, de hecho, la totalidad de la antigua plataforma política del socialismo histórico, pero, cínicamente, siguieron manteniendo la, denominación original, y se autopresentaron como los continuadores de las viejas luchas del Presidente Allende y su Partido, escudándose así  tras una fachada de respeto a la figura del líder del movimiento popular, y a los valores y principios que este defendiera por más de 40 años.

Ésta calculada y maquiavélica  estrategia les prestaría grandes servicios a quienes habían abandonado la totalidad de los principios, tradiciones y alianzas del socialismo histórico, ya antes de unirse a la Concertación, porque les permitió mantener una apariencia de continuidad con la causa que habían traicionado. Con este fin se procedió a levantar en el año 2000, un monumento a Allende, financiado con dineros públicos, en una de las esquinas de La Moneda; bajo Ricardo Lagos, el Presidente concertacionista más elogiado por la Derecha; quien también patrocinó la reapertura de la puerta de Morandé 80, clausurada por órdenes de Pinochet, al reconstruirse el edificio bombardeado e incendiado el 11 de Septiembre de 1973; entrada que todo el mundo identificaba con la figura de Allende, y su combate en el viejo palacio de los Presidentes de Chile. Y, para no ser menos, durante su primer gobierno Michelle Bachelet hizo recrear la oficina de Allende en La Moneda, y se instaló allí  lo que se denominó como un Cenotafio, es decir, un monumento funerario sin los restos de la persona cuya muerte es allí recordada.

Estas y otras expresiones destinadas a mostrar la existencia de una supuesta continuidad entre los principios programáticos y los valores de la izquierda predictatorial y las de la «izquierda» post-dictadura, consiguieron engañar a la mayoría de los chilenos políticamente progresistas, quienes, obnubilados por aquellos fuegos de artificio, vienen votando por los continuadores del modelo neoliberal desde 1990, cuando eligieron como Jefe de Estado al principal enemigo del gobierno del Presidente Allende dentro de la D.C.: el golpista Patricio Aylwin.

Notas:

[1] Julio César Jobet, Historia del Partido Socialista de Chile, Santiago, Ediciones Documentas, 1987, pág. 390

[2] J.C. Jobet, Op. Cit., pág. 391.

[3] Véase: Felipe Portales, Chile: Una Democracia Tutelada, Santiago, Editorial Sudamericana, 2000

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3 Comentarios

  1. Hector Felipe Ortega Verbal

    Una vez mas Hermes,poniendo los puntos sobre las ies, Congratulaciones

  2. alex ibarra

    La actual crisis política de los partidos políticos otrora de izquierda parece ya no tienen redención. La izquierda chilena requiere fortalecimiento intelectual y moral.
    Hermes gracias por el aporte

  3. Mario Céspedes

    Excelente articulo de Hermes Benitez.
    Es posible que la corrupcion de los dirigentes politicos europeos haya sido un factor de la corrupcion de los dirigentes politicos chilenos y no solo socialistas.

    Todos conocemos numerosos casos de politicos de todos los colores y/o de sus parientes y amigos que se han valido de su posicion politica en Chile para su propio beneficio. Esto significa que hay un factor chileno en este fenomeno. Este factor es sin duda la brutal e inmoral transgresion del orden establecido que fue el golpe de estado de 1973.

    Cuando todos supimos que Eduardo Frei Montalva habia escrito al Presidente de la Democracia Cristiana Internacional justificando el golpe de estado a lo que se agrego la Presidencia de Paricio Aylwyn, el justiciero de «lo posible» todos supimos que aunque el dictador habia sido «alejado» del poder, la barrera que separa la honestidad de la corrupcion se habia roto.

    Luego siguio un periodo de observacion en que se comprobo que los dirigentes NO estaban y siguen no estando interesados en modificar substancialmente la «consitucion» de Pinochet y Guzman.

    El factor egoista que cohabita en todo hombre con el factor solidario desde que Homo sapiens aparecio, se desperto y los concertacionistas se dijeron «Que hacer? Seguir luchando por la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad, la Solidaridad y la Ecologia para entregar a nuestros hijos y nietos un territorio y un pais en que sea posible un nivel de vida aceptable para todos o seguir la corriente y apropiarse de lo mas posible AHORA ?

    Los hechos nos muestran cual fue la alternativa retenida a espaldas del pueblo que se sentia bien contento de que la dictadura «hubiera terminado». Por lo menos las muertes y desapariciones inexplicadas habian disminuido.

    Para volver a Europa parece interesante señalar que el nuevo Presidente de Francia antes de nombrar a los ministros exigio que los candidatos esten exentos de deudas y de evasiones fiscales, exentos de toda forma de nepotismo (favoritismo o ventajas a parientes), exentos de todo trabajo de consejeria a empresas lucrativas y que si son nombrados abandonen todo otro cargo publico (Senadores, diputados, Alcaldes, etc.). Veremos los hechos.

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