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Estrategia para las próximas justas electorales

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OBJETIVO GENERAL: ESTRATEGIAS  Y TÁCTICAS

Comienza el mes de abril y el campo de la  escena política nacional se presenta como un vasto  tablero sobre el cual los actores políticos se instalan como si fuesen parte de un ejército para tomar posiciones e iniciar el avance sobre el territorio ‘enemigo’ que pretenden conquistar. Es época de elecciones y hora de iniciar ese juego político que, periódicamente, se realiza en Chile como parte de su vida política, de la teoría del juego y, también, de la disciplina militar donde se analizan las actitudes del rival; es la época de idear la estrategia para alcanzar el objetivo de ganar las elecciones y de emplear las tácticas para ganar los espacios respectivos dentro del avance. En la teoría del juego político se ensayan, pues, estrategias y tácticas. Como se hace en el juego militar.  Por tanto, la estrategia de las coaliciones no es más que obtener la victoria sobre las fuerzas enemigas. Es un juego de competencia; la cooperación no se practica sino como parte de aquella. La moral que orienta el juego es, en consecuencia, altamente competitiva; en ningún caso, cooperativa. Las consecuencias que de ello se derivan son, pues, terribles.

OBJETIVO GENERAL: GANAR LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

El objetivo general de la contienda que comienza a librarse en el campo de la escena política nacional es el triunfo en las elecciones presidenciales, como ya se adelantara. En palabras más directas: obtener el triunfo del candidato que representa a la coalición de la cual se trata. A través de esa elección, el régimen presidencialista, establecido por la dictadura, ofrece la posibilidad de apoderarse de los llamados ‘aparatos’ del Estado y emplearlos para los fines propuestos.

Tal es el objetivo perseguido por las coaliciones que participan en la contienda. Aunque lo nieguen. Porque es posible que algunas de las coaliciones que operan en la arena política prefieran señalar que su objetivo es solamente ganar las elecciones parlamentarias o, simplemente, aumentar su cuota de representantes en esa instancia política y, con tal eufemismo, contrarrestar de antemano toda posible crítica que se le pueda formular a tal efecto. Es fácil inducir a error. Total, un objetivo general puede tener objetivos particulares, adicionales o anexos. Pero, en estricta verdad, éstos jamás han de confundirse con aquel. Ni justificar lo injustificable.

El objetivo general constituye la estrategia de la lucha electoral, que se ha iniciado en Chile desde el día en que el PR oficializó la candidatura de Alejandro Guillier en enero pasado; luego con la oficialización de la candidatura de Ricardo Lagos por el PPD.

Como hasta ese momento, la lucha se centraba en torno a las figuras de Guillier y Lagos (amén de otras importantes, pero lejanas a la aceptación estadística que generaban las indicadas) las contradicciones se hicieron sentir con fuerza al interior del bloque oficialista, especialmente, en ataques en contra el primero de los candidatos, al extremo que no pocos analistas comenzaron a escribir artículos llamando la atención sobre esa circunstancia[1].

La lucha electoral ha quedado instalada, sin embargo, con un contenido más general  luego que, en la segunda quincena de marzo recién pasado, se oficializara la candidatura de Sebastián Piñera por parte de los partidos Renovación Nacional RN y Unión Demócrata Independiente UDI, y, al finalizar ese mismo mes, con la candidatura de Beatriz Sánchez, respaldada por el Movimiento Autonomista y Revolución Democrática. En consecuencia, las estrategias se presentan ahora con un carácter más general, adquieren un cariz diferente porque la competencia se libra ya entre grandes coaliciones, y (aparentemente) en forma moderada al interior de las mismas.

 

ESTRATEGIA DE ‘CHILE VAMOS’

En el caso de la coalición ‘Chile Vamos’, el posicionamiento de su general o comandante en jefe (Sebastián Piñera) pareciera no admitir dudas que su estrategia se realiza (y va a seguir realizándose) en torno a ejecutar una serie de movimientos tácticos orientados a agotar al Gobierno con sus ataques, misión bastante simple toda vez que el ‘enemigo’ aparece desgastado y con graves contradicciones internas. A eso apuntan las críticas que en cada discurso formula Piñera a la administración bacheletista.  Y es en esa dirección que se orienta la nueva denuncia que han hecho algunos diputados de ‘Chile Vamos’ ante la Contraloría acusando al Gobierno de ‘intervencionismo electoral’ por haber expresado el Subsecretario del Interior que el candidato Piñera defendía a los presos de Punta Peuco y participaba en actos donde sus partidarios gritaban ‘¡Viva Chile y Pinochet![2]. Pero, ¡alerta! Como muy bien lo expresa el refrán que dice ‘Entre bueyes no hay cornadas’, no debe causar extrañeza que Piñera salga en defensa de Bachelet cuando la prensa la acusa de la compra de un terreno en las cercanías del proyecto ‘Dominga’ porque con eso neutraliza cualquier ataque de los sectores oficialistas en contra de las acciones que él mismo ejecutó a través de su hijo.

Del mismo modo, no debe sorprender que las andanadas de esa coalición dejen tranquilos a los candidatos de la coalición ‘Nueva Mayoría’ cuyos porcentajes en las encuestas no superan el 3%, con la honrosa excepción de Guillier que se eleva como el único candidato con posibilidades (estadísticas, por cierto) de disputar con éxito el sillón presidencial a Piñera. Y es que éste, antes de todo, necesita terminar con el Gobierno cuyo desprestigio parece rendirle mayores frutos[3] y no le produce tanto desgaste.

A diferencia de la elección que lo llevó a la presidencia de la nación, Piñera se presenta hoy como representante de las ideas pinochetistas. Y eso puede jugarle una mala pasada.

Con todo, hay dos problemas que están saliendo al paso del flamante candidato de ‘Chile Vamos’:

a. La candidatura de Manuel José Ossandón.

Los partidos no son estructuras que operan en el aire, libres, sin relación con la realidad social. Por el contrario: constituyen y representan intereses de clase y fracciones de clase que los analistas deben examinar con antelación antes de emitir sus juicios acerca de los movimientos que dichas organizaciones realizan dentro de la escena política de la nación. La candidatura de Manuel José Ossandón ha de mirarse dentro de esa perspectiva. Representa un interés de clase; más exactamente, el interés de una fracción de clase que la candidatura de Piñera no ha considerado. Y es que el candidato oficial de ‘Chile Vamos’ representa más bien el interés del capital bancario (financiero) que hegemoniza hoy la dirección del Bloque en el Poder en Chile. Por el contrario, Ossandón representa el interés de una fracción de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo vinculada a la gran industria y que, por lo mismo, requiere de todo el apoyo estatal y que, a pesar de no expresarlo abiertamente, preferiría centrar la atención en el desarrollo de la industria productiva y no en inversiones especulativas como Piñera pareciera estar dispuesto a hacerlo. Y puesto que, en gran medida, esos mismos intereses son defendidos por la Democracia Cristiana, representa Ossandón, indirectamente, la eventual alianza que podría existir entre esa colectividad política (que representa parte de ese interés, también[4]) y RN.

b. Los procesos incoados en contra suya por los casos de Exalmar y ‘Dominga’.

El candidato Piñera tiene un problema central: no sólo puede quedar en la Historia con el estigma de haber tolerado la entrega de parte del mar territorial chileno en resguardo de sus intereses particulares (acción que, como lo señala un documento del CODEHS, si hubiere sido militar, pudo arrastrarlo a un grave proceso por ‘traición a la Patria’ que tiene como sanción la pena de muerte) sino, además, el de ser el primer candidato a presidente de la República que va a una justa electoral a pesar de haber sido declarado ‘imputado’ por la justicia como presunto autor de delitos. La situación, desde el punto de la moralidad, es delicada: lo que hoy puede parecer —como lo califica El Mercurio— ‘malas prácticas’, en la Historia del país puede transformarse en una mácula de proporciones. Es por ello que sus movimientos tácticos se orientan a denunciar y comprobar que también los actos realizados por personeros de Nueva Mayoría y del Gobierno adolecen de ilicitud y no son menos inmorales que los cometidos por Chile Vamos y él mismo. Por lo mismo, no ataca a Guillier a quien no puede imputarle delito o acción ilícita alguna como puede hacerlo con muchos de los políticos de la alianza oficialista.

El caso de ‘Dominga’ contribuye a desprestigiarlo más, aún, pues representa una prueba casi irrefutable de su voluntad de realizar grandes negocios aprovechando la investidura que tenía como presidente de la nación.

Ambas situaciones se encuentran pendientes en sendos procesos ante los tribunales.

 

ESTRATEGIA DE ‘NUEVA MAYORÍA’

‘Nueva Mayoría’ es un conjunto de partidos unidos hoy por la necesidad de gobernar en conjunto. Puede confeccionar un programa de Gobierno y unir a sus afiliados en torno al mismo, pero ese programa no pasará de ser un discurso que fatalmente terminará desvirtuado por completo. ‘Nueva Mayoría’ es un conglomerado que, antes de preocuparse de la solución de los grandes problemas nacionales o del establecimiento de una nueva sociedad, ha devenido en una verdadera agencia de empleos. Es lo terminó siendo el partido Radical PR bajo González Videla. Quisiera ‘Nueva Mayoría’ tener la capacidad de presentar un candidato único que representase la diversidad de intereses que se dan en su interior, pero no tiene posibilidad de hacerlo. Lo peor es que necesita de un acuerdo político antes de las elecciones para determinar la cuota de parlamentarios de cada una de las colectividades políticas que lo integran y de los funcionarios que ocuparán los altos y medianos cargos del nuevo Gobierno pues constituye hoy más que una alternativa política, como ya se ha dicho, una verdadera agencia de empleos bien remunerados a costa del Estado. Las dos coaliciones (de ‘izquierda’) que la sostenían, a saber el partido Por la Democracia PPD y partido Socialista PS, ya hicieron suyos los intereses que defiende la Democracia Cristiana DC transformándose en partidos que apoyan la vigencia del modelo y necesitan contar con un contingente de empleados fiscales (burocracia estatal) que respalden las directrices de su dirigencia. La incorporación del partido Comunista PC —justificada por una de sus dirigentas como un intento para corregir la forma de hacer política— no ha significado variación alguna de esa práctica; el corregidor parece haber sido corregido.

La convicción que hay acerca de este conglomerado en la población nacional es que sus representantes tienen escaso o nulo interés en resolver los problemas de las grandes mayorías nacionales sino se preocupan, más bien, de resolver los propios y constituyen una de las tantas expresiones de la corrupción que afecta al país.

Así, enfrentan las elecciones presidenciales con candidatos que no son recibidos con entusiasmo por la ciudadanía, con la excepción de Alejandro Guillier quien sin haber manifestado, siquiera en un principio, su interés en postular a la presidencia de la nación apareció con los más altos índices de aprobación en las encuestas, hecho que le dio la posibilidad de ingresar a esa lucha.

 

¿Qué representa Alejandro Guillier?

Sin lugar a dudas, Alejandro Guillier representa la ‘Nueva Mayoría’, aunque no la misma que ha sido desprestigiada por su propia militancia y dirigencia. Guillier representa  el proyecto primitivo mismo, desvirtuado por la dirigencia concertacionista en los 27 años de democracia post dictatorial. Por consiguiente, desde el punto de vista del interés de las clases sociales, dicho candidato representaría, en principio, el interés de los sectores industriales y comerciantes medios y pequeños, segmentos sociales intermedios que representan, a su vez, la DC, el PR y el PPD; luego, también, el de vastos  contingentes de trabajadores tanto activos como pasivos que militan en el PS y en el PC. Pero, cuidado: algunos de los partidos que integran ‘Nueva Mayoría’ cuentan con vínculos estrechos con los grandes capitales industriales y financieros. Nos hemos referido a ellos en otros análisis: pocos ignoran los vínculos de Andrónico Luksic con Ricardo Lagos y el PPD. En el PS, cuando se habla del crédito que concedió ese empresario a Caval es necesario tener presente que fue Jaime Estévez (PS, ex MAPU OC) quien, desde la presidencia del Banco del Estado[5], dio la posibilidad a aquel para adquirir las acciones del Banco de Chile del cual hoy es vicepresidente. La Democracia Cristiana no está ajena a esa clase de vínculos: Anacleto Angelini mantenía estrechos contactos con la dirigencia de ese partido y Roberto, su heredero, los sigue manteniendo; por lo demás, es un hecho sabido que la familia Zaldívar y los Walker[6] tienen intereses en la industria pesquera. En la Nueva Mayoría hay, además, dirigentes que tienen inversiones en las AFP, en los organismos de enseñanza y en algunas universidades privadas. De ser consagrado por la ‘Nueva Mayoría’ como su candidato, Guillier representaría, en principio, todos aquellos intereses espurios. Repetimos: en principio.

La candidatura de Guillier presenta, sin embargo, una notoria diferencia con las que, anteriormente, tuvo ese conglomerado: el senador es un independiente, no milita en partido alguno manteniéndose fiel a ese principio. Lo cual le da amplia libertad de acción para adoptar sus decisiones, cualidad que ha aprovechado en cuanto a dar a conocer no sólo su pensamiento sino la voluntad que tiene de alterar ciertas prácticas nefastas dentro de ‘Nueva Mayoría’. Muchas de las acciones y declaraciones que ha realizado y formulado en esa dirección han trascendido a los medios de comunicación. Ha sido el campeón de la regionalización, materia que es muy importante para la determinación de los niveles de igualdad y desigualdad en el país; también, ha sido enfático en señalar la necesidad de realizar cambios con la activa presencia de los actores sociales involucrados en los temas más candentes, posición que lo coloca hoy como uno de los escasos defensores de la ‘participación popular’. Está consciente de la necesidad de dar un rumbo diferente a la economía dando un fuerte impulso a la industrialización, incluso fuera de las áreas que ofrecen ventajas comparativas como lo impone el modelo y ha sido honesto en reconocer que, en cuatro años, las grandes transformaciones que el país necesita y que han sido planteadas por los distintos movimientos sociales, no podrían ser realizadas en su generalidad, por lo que caracteriza a su posible Gobierno como el instrumento que abrirá el camino para aquel que, en definitiva, las hará posibles. Es natural, así, que tanto Ricardo Lagos como otros personeros de ‘Nueva Mayoría’  no hayan querido permanecer mudos ante un candidato cuya sola figura y presencia lo ha elevado a uno de los primeros lugares en las encuestas.

Guillier ha sido extremadamente crítico de numerosos personajes que han desfilado por ‘Nueva Mayoría’. Así, refiriéndose a Eugenio Tironi y a Enrique Correa ha dicho:

“¿A qué se dedican los ideólogos de todo eso Tironi y Correa? Al lobby más descarado que hay en el país. Y, además, como si no bastara, lo hacen atendiendo, al mismo tiempo, a todos los bandos en pugna”[7].

ESTRATEGIA DEL ‘FRENTE AMPLIO’

Un tercer personaje ha hecho su entrada a la escena política nacional. Nos referimos al ‘Frente Amplio’, conjunto de organizaciones que, al igual de otras, intentan ponerse de acuerdo sobre la contingencia nacional, en especial, cómo enfrentar las elecciones presidenciales de este año.

Si estamos ciertos que los partidos no nacen ni se organizan para actuar en el aire sino para representar intereses de clase o de fracciones de clase, ¿qué clases o fracciones de clase representan las organizaciones que integran el ‘Frente Amplio’?

La representación de esos sectores no está del todo clara. Si bien, en el discurso (es decir, en la declamación, en lo que expresan), algunas de esas organizaciones se han preocupado de explicitar que representan los ‘intereses del proletariado’ —en gran medida trabajadores por cuenta propia y ciertas capas del ejército de reserva industrial o cesantes (como es el caso del partido Igualdad)—, esta representación es bastante discutible pues no basta asegurar algo para entenderlo de esa manera. Lo hacen, también, los militantes (y dirigentes) del PC y del PS; igualmente, afirman lo mismo los militantes (y dirigentes) del partido Comunista Acción Proletaria PCAP, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, del Movimiento Amplio Social MAS, en fin. Los partidos que hay en su interior como el partido Humanista y Unión Patriótica, si bien han expresado sus respectivas pertenencias a clase o fracción de clase, constituyen una isla dentro del conglomerado.

Las organizaciones estudiantiles (Revolución Democrática y Movimiento Autonomista) no han definido su pertenecía o adscripción a clase o fracción de clase social alguna; en el caso de Revolución Democrática, continúan cercanos a ‘Nueva Mayoría’; al igual que el PC, están con un pie dentro de la coalición y otro en la calle.

Tanto RD como MA son, fundamentalmente, estructuras cuya militancia está compuesta de estudiantes universitarios y jóvenes profesionales unidos por el descontento y la protesta social. No es casualidad que algunos analistas hayan querido hacer una analogía de esas organizaciones con lo que fue el antiguo Movimiento de Acción Popular Unitaria MAPU. Sin embargo, en estos dos casos no hay una propuesta de nueva sociedad sino más bien una reacción a los vicios de la actual, lo que no debe resultar extraño pues de esa manera nace la generalidad de las organizaciones sociales (y políticas); y por eso han querido organizarse a la manera tradicional. A eso se refiere Rodrigo Echecopar cuando, luego de afirmar que

“Entender las razones de por qué elegimos participar de este proceso resultan indispensables para pensar en qué se debe hacer y hacia dónde se debe apuntar”[8]

deduce la construcción de un ‘Frente Amplio’ cuyas bases se encuentran contenidas en el párrafo que sigue a continuación:

“Para llevar a cabo esta construcción debemos ser capaces de interpretar el sentido común de la ciudadanía que quiere un Chile distinto. No podemos ser una fuerza que se contenta con el puro hecho de enarbolar con mayor nitidez las banderas tradicionales de la izquierda, sino que hay que aspirar a hacer realidad los principios de igualdad y solidaridad de nuestra tradición. En otras palabras, tenemos que demostrar a todas las fuerzas transformadoras, estén donde estén, que se puede construir un instrumento político más eficaz para cambiar Chile”[9].

Existe el convencimiento que, más bien, bajo otros respectos y otras condiciones, el ‘Frente Amplio’ se ha organizado para disputar su lugar en la escena política a ‘Nueva Mayoría’.

En un documento que se dio a conocer el día de la constitución de dicha coalición, en la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad de Santiago, el pasado 21 de enero, se puede leer en uno de sus párrafos:

“[…] disputaremos todos los espacios políticos a la Nueva Mayoría y a Chile Vamos”[10].

Estos mismos conceptos fueron repetidos por uno de sus dirigentes, el diputado Gabriel Boric en una entrevista que le hiciera TVN:

«[…] le vamos a disputar a la Nueva Mayoría y a la derecha en todos los lugares, sin ninguna concesión. Creemos que en Chile hay espacio para una tercera alternativa política»[11].

Y, para que no hubiere duda acerca de lo que expresara, agregó:

«[…] a nosotros nos interesa hacer política, no somos apolíticos»[12].

Así, pues, el ‘Frente Amplio’ ingresa a la escena política nacional, campo de acción en donde tiene lugar la disputa de las clases y fracciones de clase representadas por sus organizaciones políticas.

 

DIFICULTADES QUE SE LE PRESENTAN AL ‘FRENTE AMPLIO’ AL INGRESAR A DAR LA LUCHA EN LA ESCENA POLITICA DE LA NACIÓN

Pero en la escena política de la nación no todos los lugares que existen se pueden disputar: ese campo pertenece a todos sus habitantes. Por lo mismo, tal vez sea posible hacerlo con los cargos parlamentarios, individualmente considerados, pero no con las representaciones políticas pues eso equivaldría a alcanzar (o estar inmerso en) una sociedad sin clases, meta que se encuentra hoy aún bastante lejana.

En ese sentido, el ‘Frente Amplio’ entraría a disputar sólo a ‘Nueva Mayoría’ su lugar en la escena política de la nación y no a otras fuerzas, más exactamente, a las fuerzas reaccionarias.

El campo de la escena política se encuentra, en este período, muy deteriorado a resultas de la deplorable conducta de los actores políticos quienes, en elevado número y desde el advenimiento de la democracia post dictatorial, vienen minándolo en una actitud abiertamente suicida. No es casualidad que un 60% del electorado nacional haya querido marginarse de las contiendas políticas y sólo un 40% quiera participar en ellas. Así, pues, el ‘Frente Amplio’ ingresa a ese mundo del 40% convencido que puede disputar y ganar para sí parte de ese porcentaje e incorporar al mismo un porcentaje del 60% renuente a involucrarse en disputas que no son de su interés. Pero el 40% del electorado pertenece, en principio y con las debidas licencias, a las coaliciones reinantes (‘Nueva Mayoría’ y ‘Chile Vamos’) que cuentan, al respecto, incluso, con los llamados ‘votos duros’ o votos partidarios[13]. Para conquistar un lugar en la escena política nacional se requiere tiempo, un lapso que, medie entre la propuesta, que ésta se haga carne en el electorado y, finalmente, la respuesta de ese electorado. Alejandro Guillier tuvo que ocupar un cupo del PR para poder aspirar a ser electo senador; Giorgio Jackson debió recurrir, igualmente, a ‘Nueva Mayoría’ para ser electo diputado, en fin.

Por tanto, si nos atenemos a los hechos, la posibilidad que el ‘Frente Amplio’ pueda triunfar en las elecciones presidenciales y parlamentarias es escasa. Lo cual no significa que puedan existir sorpresas; o que se pueda perder la elección presidencial y obtener numerosos cupos parlamentarios.  Una de esas sorpresas es lo que podríamos llamar ‘efecto Sharp’, como una referencia al gran triunfo del abanderado de lo que, más tarde, sería el ‘Frente Amplio’, en las elecciones de alcaldes en Valparaíso. Y, antes de él, la elección de Gabriel Boric, en Punta Arenas, sin necesidad de alianzas espurias. El problema se reduce a determinar si acaso hay posibilidades que esos dos emblemáticos casos se repitan lo que, a primera vista, no parece tan probable.

Hechas esas observaciones pareciera conveniente formular algunas consideraciones de rigor en torno a la candidatura presidencial del ‘Frente Amplio’.

Es altamente probable que dicha candidatura no alcance el objetivo trazado por lo que podría terminar como ‘candidatura testimonial’ al igual que muchas de las que han intentado levantar los sectores más avanzados de la escena política entre los que, en varias oportunidades, se contó al partido Comunista y al partido Humanista.

Una candidatura de esa naturaleza, contraria a la de la coalición que integran los partidos representantes naturales de los compradores de fuerza de trabajo (‘Chile Vamos’) tiende, siempre, a disputarle el lugar a la representación espuria de los compradores de fuerza de trabajo (‘Concertación’ o ‘Nueva Mayoría’). Eso no varía en las actuales circunstancias: la candidatura del ‘Frente Amplio’ (llámese Mayol, Sánchez, Mesina o Cuevas) no perjudica en modo alguno a Piñera. Pero sí lo hace con las eventuales candidaturas de ‘Nueva Mayoría’ donde la cantidad de pre candidatos que aún se mantienen vigentes es alta[14]. Pero jamás han alcanzado cifras considerables con la excepción de Marco Enríquez-Ominami en elecciones anteriores.

Así debería ocurrir en estas elecciones. Sin embargo, hay algo nuevo que puede influir poderosamente en el desarrollo del proceso eleccionario del año en curso: es el desprestigio creciente que ha experimentado la institucionalidad de nuestro país. No hay institución alguna que se salve. La corrupción afecta al Parlamento, al Gobierno, a la oposición, a las Iglesias, a los Tribunales, a la Contraloría, a la Fiscalía, a las Fuerzas Armadas, a Carabineros, al movimiento sindical, al empresariado, etc. Es esa circunstancia lo que puede explicar el ‘fenómeno Sharp’ y hacer suponer que éste podría repetirse a nivel nacional en las elecciones del presente año.

Pero, si no lo es, la candidatura presidencial de esa coalición adquiere el carácter de ‘testimonial’.

 

LAS VINCULACIONES CON LA CANDIDATURA GUILLIER

No han existido relaciones cordiales entre el FA y NM. Los medios de comunicación, con ciertas expresiones equívocas, han contribuido a ello. El día 13 de marzo, Guillier se reunió con jóvenes universitarios de la Nueva Mayoría que rehusaban establecer contactos con el FA. El candidato les respondió:

“No les tengan miedo a la izquierda, al FA […], es renovación, posibilidad de hacer alianzas. No hay que confundir a los rivales, los rivales están en la derecha”[15].

Bastaron esas palabras para que la prensa colocara un titular con el texto de ‘Guillier le hace guiños al Frente Amplio’. No había sido de esa manera, según el propio candidato lo señalara después. Sin embargo, bastó aquello para que Sebastián Depolo, presidente de RD y vocero del FA señalara:

“Nosotros no seremos el salvavidas de una candidatura que hoy no tiene ni perfil ni proyecto político claro”[16].

Desde que Guillier anunciara su candidatura en enero pasado, tanto Jackson como Boric  han centrado sus ataques en contra del candidato independiente equiparándolo a Lagos, intentando asimilar las personalidades e idearios del uno y del otro[17]. El candidato independiente es, también, crítico con ambos diputados y los considera ‘individualistas’[18].

“Son incapaces de tener conciencia de esto. Son hijos del modelo. Les cuesta articular acuerdo. Por eso mismo a Boric lo expulsaron de ‘Izquierda Autónoma’ Y Jackson ha tenido algunos problemas para dirigir ‘Revolución Democrática’. Muchos se quejan de que en estos nuevos movimientos y partidos políticos hay individualismo”.

A pesar de ello, el ‘Frente Amplio’ ha dicho que no ha existido estrategia comunicacional alguna de salir a golpear a Guillier y a Lagos[19].

Lo cierto es que el ‘Frente Amplio’ tiene como objetivo, hoy, conquistar la presidencia de la nación, aunque dicho objetivo le sea extremadamente riesgoso.

Si, en definitiva, accede Guillier al mando de la nación, debería ese conglomerado analizar cuál va a ser su posición ante el gobierno que se establece y no reaccionar visceralmente como hasta ahora lo ha hecho.

Si, por el contrario, gana Piñera, eso quitaría de en medio al más competitivo de los candidatos de ese conglomerado (Guillier) e impediría que repitiera su postulación en 2022 con lo que ellos serían la única opción posible ese año. Así, las luchas del ‘Frente Amplio’ en las actuales circunstancias constituirían una ‘guerra de posiciones’ y no una guerra declarada sino una escala más dentro de las varias que pueden presentarse en la lucha por dominar la escena política de la nación. En el período presidencial de Piñera, el ‘Frente Amplio’ podría desatar las grandes protestas en contra de un gobierno que, como ya se advierte, no va a satisfacer las grandes demandas ciudadanas e invitaría a formar parte de esas acciones a las derrotadas fuerzas de la ‘Nueva Mayoría’ pero ya en el carácter de subordinadas.

Eso es, por lo demás, lo que del escenario político actual parece desprenderse.

Santiago, abril de 2017

 

Notas:

[1] Véase artículos ‘Disparen contra Guillier’, ‘Todos contra Guillier’, etc. aparecidos en varios medios informativos.

[2] Redacción: “Chile Vamos denunciará al Gobierno ante Contraloría por supuesto ‘intervencionismo anti-Piñera’”, ‘El Mostrador’, 29 de marzo de 2017.

[3] Desprestigiando al Gobierno desprestigia, al mismo tiempo, a todo candidato que tenga una relación con aquel. Es lo que se conoce como ‘matar dos pájaros de un tiro’.

[4] La familia Zaldívar Larraín está involucrada en las pesqueras.

[5] Jaime Estévez hizo otra gracia, además: le cambió el nombre de Banco del Estado a BancoEstado, incurriendo en un gastos, por confección de formularios y arreglos en los programas de computación, que superaron los 3 mil millones de pesos en esa época.

[6] Patricio Walker estuvo involucrado en el escándalo con las pesqueras, en donde también lo ha estado el diputado y dirigente de los pescadores Iván Fuentes.

[7] Siredey, F.: “Guillier dice que sería el primer presidente de la meritocracia en nuevo libro de entrevistas”, ‘La Tercera’,02 de abril de 2017, pág.14. Véase, al respecto, el libro de Raúl Sohr (ex MAPU) “Alejandro Guillier, de cara al país”, Sello Debate de la editotial Penguin Random House.

[8] Echecopar, Rodrigo: “Una Revolución Democrática para Chile”, ‘El Mostrador’, 29 de marzo de 2017.

[9] Echecopar, Rodrigo: Obra citada en (5).

[10] Núñez, M.J. y Ceresuela, M.P.: “’Combate mortal’ en la izquierda”, ‘La Tercera’, ‘Reportajes’, domingo 2 de abril de 2017, pág. 7.

[11] Redacción: “Boric y el Frente Amplio: Le vamos a disputar a la Nueva Mayoría y a la derecha en todos los lugares”, TVN 24 horas, 13 de marzo.

[12] Redacción: Obra citada en (11).

[13] Es importante hacer presente, al respecto, que muchos ex militantes del partido Comunista, a pesar de no querer seguir militando en dicho partido, han ido a firmar sus registros en el proceso del refichaje a fin de evitar que ‘su’ partido pueda verse afectado por la falta de militantes. Esta actitud muestra que el alma de muchos chilenos continúa junto a aquellos con los que en otro tiempo luchó por la construcción de un Chile mejor.

[14] Luego del encuentro del sábado 1 de abril, no son pre candidatos José Miguel Insulza ni Fernando Atria dentro del PS.

[15] Núñez, M.J. y Ceresuela, M.P.: Obra citada en (10), pág. 6

[16] Núñez, M.J. y Ceresuela, M.P.: Obra citada en (10), pág. 6

[17] En otro ámbito, Guillier fue atacado por ‘El Mercurio’ que publicó una noticia en la que informaba que la hija del senador estaba casada con su jefe de gabinete. Guillier no tiene hija alguna y reaccionó sorprendido ante esa calumnia:

“Como Uds. saben, no tengo hijas…” El periódico de Agustín Edwards hasta la fecha no ha entregado desmentido alguno.

[18] Siredey, F.: Obra citada en (7), pág. 14.

[19] Núñez, M.J. y Ceresuela, M.P.: Obra citada en (10), pág. 7.

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