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La lucha por los derechos de la Mujer

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08 de marzo de 2017
Este día 8 de marzo mi recuerdo es para todas aquellas mujeres que han sacrificado sus vidas y han dedicado sus energías en intentar cambiar el mundo. Algunas han participado en revoluciones a lo largo de la historia y muchas de ellas han jugado un papel crucial. Otras desde la educación, la investigación o simplemente desde las actividades diarias o en su trabajo, han contribuido a que los derechos de la mujer se mantengan como una cuestión pendiente y de conciencia.

En toda nuestra historia los derechos de la mujer han sido objeto de una lucha permanente, sobrepasando las resistencias de una sociedad machista, clasista, e individualista. Esfuerzos que han encontrado apoyo en la idea y la acción de gobiernos, que han entendido los derechos de igualdad de género en la construcción de una sociedad inclusiva.

En este 8 de marzo no está demás traer del recuerdo, aquellos logros significativos que se suman a la cadena de esfuerzos en la lucha por la igualdad de género. En 1971 Salvador Allende planteó la creación del Ministerio de la Mujer, pero no pudo concretarlo a causa de la resistencia de los propios partidos de la UP, por ello, ese mismo año, creó la Secretaría de la Mujer, como organismo integrante del gobierno.

Allende era consciente de que la igualdad de género debía ser parte importante en su gobierno, por ello estimuló un nuevo Estatuto de la Familia, que contemplaba el derecho de las mujeres a celebrar contratos, enajenar e hipotecar sus bienes, sin autorización del marido; compartir con su pareja el cuidado y la manutención de los hijos; filiación única, terminar con las diferencias entre hijos legítimos e ilegítimos; una nueva juridicidad para la unión estable de la pareja no casada oficialmente por el Registro Civil; tribunales de familia, integrados por un psicólogo, una asistente social y un abogado, para promover el divorcio luego de un tiempo prudencial de separación, sin obligarlos a rendir testimonios humillantes.

Paralelamente, el gobierno de Allende procuró aliviar la pesada carga de la mujer en el hogar, financiando comedores populares en las fábricas y en el edificio de la UNCTAD -hoy Gabriela Mistral- en Santiago, además del “Programa de comidas preparadas”, que puso a disposición de las mujeres asalariadas del área social más de 150.000 raciones diarias de comida, para que las comprasen y pudieran llevarlas a sus hogares. Se abrieron 467.000 nuevos puestos de trabajo destinados sólo para mujeres.

Otras medidas fueron: el medio litro de leche para las mujeres embarazadas y lactantes, aumento del fuero maternal y obligación de las empresas, con más de 20 mujeres, a tener salas-cuna, aumento de 45 a 90 días del permiso post-natal; inauguración en 1971 del primer centro de atención post-natal para campesinas. Derechos totalmente barridos por la dictadura cívico militar de derecha.

Lo anterior, es un antecedente claro, que los derechos de la mujer, lograrlos, han sido parte de la lucha por cambiar un sistema socioeconómico que excluye de sus derechos a la mayoría de la población. Una lucha que, por años, en nuestro país, mujeres luchadoras, combativas han reivindicado y en casos, entregado sus vidas por conseguirlos.

Tal como sucedió durante la dictadura cívico militar, en la etapa de protestas, esta fue iniciada y encabezada por las mujeres, en este caso familiares de detenidos desaparecidos, de la misma manera, que, otros cientos, tuvieron una participación decisiva y destacada en la rebelión y en el combate en contra del tirano y el terrorismo de estado. Los partidos y movimientos de la izquierda chilena, tienen en su pasado, en su historia, el registro de la participación heroica de la mujer, en actividades de dirección política abierta o clandestina, de organización y apoyo, en las acciones de combate.

Todos, ejemplos para las nuevas generaciones, de que los derechos de la mujer siempre han sido exigidos, porque en una sociedad machista y retrograda como la nuestra, estos, los derechos de la mujer, solo han sido discursos, y los logros solo han sido obtenidos a través de la exigencia, la movilización y la lucha social.

Por lo demás este es un desafío de conciencia, que se debe tratar con seriedad y desde una óptica integral y profunda, que va más allá de los partidos políticos, algunos de los cuales asumen los derechos de la mujer, sin deslastrase de un historial de violación de derechos humanos. También con un historial de alianzas con grupos religiosos fundamentalistas, los que inclusive, han hecho compromisos con esos grupos para revertir derechos de las mujeres.

La lucha por la igualdad de género, no es un discurso ni es aceptable que se manipule, es parte de una lucha social por terminar con un sistema que mercantilizo nuestros derechos sociales, políticos, que discrimina contra las niñas y mujeres. Que incentiva el individualismo machista y la violencia contra las mujeres, especialmente la trata y la explotación sexual y laboral. Es una lucha por eliminar todas las prácticas nocivas e inhumanas como el matrimonio infantil, precoz y forzado. Por la dignidad y decisión de las mujeres respecto del aborto.

Pero avances reales en el mundo hay pocos y uno de ellos está en Cuba, país el que recientemente se le intento usar como argumento para resolver problemas políticos internos o, es atacado por quienes, con ello, buscan presentar un certificado de buena conducta para ser tomado en cuenta por los medios en Chile.

Los hechos demuestran avances reales en la igualdad de género en ese país y que son un referente, porque los derechos de las cubanas son sueños para millones de mujeres en el mundo. En Cuba las mujeres constituyen el 66,4 por ciento de los profesionales y técnicos a nivel nacional y el 45,2 por ciento de la fuerza laboral. Hoy las mujeres de esta pequeña Isla, otrora olvidadas, desempleadas, analfabetas, amas de casa sin otra opción y en muchos casos prostitutas por necesidad económica, aventajan a los hombres en la cifra de graduados universitarios en varias ramas.

Las mujeres son mayoría en la cantidad de investigadores y en el personal docente de la educación superior y en la fuerza laboral del sector de la salud, por citar algunos ejemplos, además de representar el 35,96 por ciento de los integrantes del Parlamento.

La explicación de esta situación, diferente a lo que ocurre en otras naciones envueltas en crisis económicas y neoliberalismo, es el elevado nivel educacional alcanzado en Cuba y la igualdad con respecto a los hombres. De ahí que medio millón de mujeres se desempeñan en actividades de altísima calificación técnica y profesional.

En las misiones internacionalistas protagonizadas por Cuba en distintos países del mundo, la mujer está presente, pues del total de médicos que prestan sus servicios en el exterior ellas constituyen el 52 por ciento.

Para las mujeres cubanas el camino ha sido arduo, en busca de su plena realización, pero, la plena aplicación de sus derechos, son parte inalienable, integral e indivisible de todos los derechos humanos y libertades, que en la isla de Cuba no son una falacia, sino el resultado de la preocupación y atención por el mejoramiento de la condición de quien da vida y es vida, la mujer.

Un homenaje a nuestras mujeres luchadoras, olvidadas algunas de ellas, pero que forman parte de esa larga lista de heroínas que, a lo largo de nuestra historia, han contribuido a que los derechos de la mujer y para que esta lucha, se mantenga como una cuestión pendiente y de conciencia a través de la historia pasada y futura.

Gabriela Mistral, Marta Ugarte, Gladis Marín, Lumi Videla, Gloria Ester Lagos Nilsson, Cecilia Magni, Esther Cabrera, Elizabeth Escobar, Patricia Quiroz entre miles de otras, por su ejemplo, viven para siempre.

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