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Piñera… sus pesos, vicios, pecados, andanzas

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Posiblemente cuando estén resueltos todos los aspectos del genoma humano, podremos entender las razones del porque hay gente que le gusta más el dinero que a otra. Sabemos que con dinero hay que ir al supermercado, a una tienda para comprar ropa, con dinero se paga la educación, con pesos se paga la salud, y es dinero el que se entrega para que sea devuelto en cómodas cuotas cuando el calendario diga que te llegó la hora de la pensión. Hablamos de dinero, billetes, las monedas no valen nada, y es tanto así que los bancos no tiene contemplado en sus perfiles la instalación de un confesionario en sus entradas….sólo cajas y cajeros.

No es de gustos fáciles, porque los tiene el ciudadano. Se le llenan de ojos de lágrimas cuando a caballo recorre su pequeño patio/jardín de 65.000 hectáreas. Es en ese lugar es cuando piensa en sus acciones en Perú y su escondida careta de prestamista de camisa blanca con cuello gastado. Pero es su futuro lo que le interesa, allí está el cajón, el mejor de los ataúdes, el más brillante de todos…..ese que no tiene bolsillos, ni donde colgar las tarjetas de crédito.

En Chile hay ciudadanos millonarios, personajes con miles de millones de dólares y en todos los casos muy mal habidos, ganados y juntados de manera fraudulenta. Caminando fuera del camino de la ética, que no hay duda que no la conocen. En las biografías de ellos no hay el más mínimo indicio de trabajo físico relevante. Ninguno ha subido un saco de cemento a un segundo piso. Todo lo contrario, han vivido teniendo siempre a otros que hagan el trabajo por ellos……así son los ricos, eso les gusta.

Pero en esa carrera por juntar papeles con fotos de héroes y personajes notables, lo han intentado algunos pelafustanes que han logrado escalar los peldaños con colores brillantes. Nacidos en la clase media, porque pobres pobres no eran. Fueron a colegios sin números y se vestían en Los Gobelinos. De misa de domingo hostia incluida. Vacaciones de gente parecidos a ellos en playas sin cáscaras de sandías, y claro, fotos para las páginas sociales en El Mercurio, (vayan a verlos y los encontrarán).

Uno de ellos, posiblemente el más ambicioso llegó a ser presidente de Chile. Sus congéneres lo conocían, sabían de su habilidad para los negocios, pero de una notable estrechez mental. Pobre en extremo en cultura general. No se tiene fecha del último libro por él leído, ni tampoco que le contó a su confesor la última vez que dobló la rodilla.

En los aspectos religiosos, Piñera desde sus inicios guardo silencio frente al caso Karadima, poco levantó la voz sobre los Legionarios de Cristo, digamos que se quedó callado, casi todos los hijos de sus amigos asisten a estos colegios, él mismo viene de un colegio católico y bien católico, pero en fin esos ya a estas alturas de la vida son pelos de la cola… alumno del Verbo Divino.

Piñera es sin duda alguna el típico político mediocre, esos que andan buscando la foto para llegar al Time. Una palmada en la espalda de los EE.UU. Estar en Alemania para una foto donde estaba el muro. Hablar puras generalidades, nada concreto. Pero lo más indigno es ir a China y guardar silencio sobre los DD.HH. Todo lo contrario lo que habla por estos lados. Nunca ha emitido una opinión sobre los milagros del modelo económico en Africa, donde la pobreza no cabe en ninguna foto.

Piñera es un ladrón, un Tirano Banderas, siempre acompañado de un sequito de aduladores, cientos de saltimbanquis intentando hacerlo reír, para que tenga una buena digestión. No hay en su casa ninguna radio Kioto, malos recuerdos le trae. Sintió el cañonazo de Ricardo Claro, que le bajó sus calzoncillos para dejarlo en mitad de un día de lluvia. Pero a él no le importa, eso ya es tiempo pasado.

Piñera es un personaje solidario, en extremo sensible…

Cuando su líder/mentor/faro/Augusto fue detenido en Londres, se sintió golpeado. Criticó a la justicia y condenó a Baltazar Garzón por haber atentado contra los derechos fundamentales del líder de un motín militar, responsable de la peor página de la historia de Chile.

Uno para la/su historia…

James S. Henry era compañero de curso de Piñera, ambos asistían a un curso de economía para graduados en la Universidad de Harvard, clases dictadas por Miltón Friedman, padre del neoliberalismo, cuando en Chile Pinochet encabezaba el golpe militar. “¡Ganamos! gritaba por los pasillos de la Universidad que también recorrieron los “Chicago Boys”.

Intentó vestirse de demócrata cristiano, tiene, según depende de sus invitados, una foto de Eduardo Frei Montaba pero guardada otra de su amigo Augusto Pinochet.

Corre el año 1992 y el joven tembloroso Piñera sabe el peso que tiene Pinochet en la derecha chilena. Ya se habían firmados los pactos de la post dictadura, Chile un país sin transición. Piñera conoce a los cómplices pasivos UDI/RN y a los ex oficiales militares, almirantes, iniciando carreras políticas en los partidos de la derecha.

“A mediados de 1992, Piñera conseguiría un regalo aún más efusivo. El apoyo de Pinochet no era suficiente para llegar a La Moneda pero, sin su respaldo, era impensable llegar a ser el candidato de la derecha. El 16 de julio de ese año, Pinochet, en su calidad de Comandante en Jefe del Ejército, invitó al senador a tomar desayuno” (1)

Los tiempos han pasado. No le gusta mirar el calendario para evitar las pesadillas. Nunca abandonó su oficio de mercader. Ya no se toma fotos en Los Boldos ni envía coronas de caridad. Detesta el perfume de los gladiolos, y cuando juega futbol se lleva la pelota para su casa.

En fin, quiere ser presidente por segunda vez. Más de alguno le habrá contado que es un deporte muy practicado en Zimbabwe, Togo, Guinea Ecuatorial y en algunos otros en Africa. Y si así sucediera lo veremos con esa corte de ciudadanos honrados: Longueira, Délano, Lavín, Orpis, Moreira, Merelo, todos subiendo risueños las escaleras para llegar al segundo piso de La Moneda, esos, su completo equipo de jugadores con las cartas marcadas.

Ante esta realidad, se hace más evidente que las nuevas corrientes del pensamiento vayan pensando en instalarse en el parlamento, no es mala trinchera para dar la batalla y ganarlas, ya que de eso se trata……de ganar batallas.

 Notas:

  1. Piñera: Historia de un ascenso (Debate 2010) Bernardita del Solar. Loreto Daza.

 

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