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Farmacias populares:  Una alternativa para combatir el oligopolio y los fraudes de las farmacias

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A fines del año pasado entra en funcionamiento la primera farmacia popular en Chile, la cual fue gestada por la Municipalidad de Recoleta, impactando de manera positiva a la opinión pública, debido a las enormes diferencias de precios fijadas para un mismo medicamento en comparación con el oligopolio (pocos venden) existente, donde se encuentran las tres grandes cadenas; Ahumada, Salco Brand y Cruz Verde.  Esta noticia ha focalizado el interés de los diferentes medios de comunicación en una industria caracterizada por su opacidad e importantes utilidades.
Cabe destacar que el fraude farmacéutico no es exclusivo de nuestro país, también está presente en otros, tales como: Estados Unidos y Europa, ejemplo de ello son las declaraciones de culpabilidad y pago de multas e indemnizaciones de los laboratorios Pzifer US$ 2.300 millones, Abbott  U$ 1.600 millones  GlaxosmithKline (GSK) US$3.000 Millones por la realización de diversos tipos de fraude, seguramente si revisáramos otros países encontraríamos más evidencia, pero con esto basta para el efecto de este breve análisis.
En tanto el fraude es definido en el mundo académico anglosajón como la obtención de una ventaja injusta que normalmente se traduce en una utilidad ilícita, lo cual se ve reflejado en lo que ocurre en Chile, pues las grandes cadenas farmacéuticas han presentado evidencia contundente de colusión conducente a una utilidad ilícita que ha afectado a gran cantidad de la población por varios años, teniendo un componente más doloroso aún que se relaciona con la afectación a personas que padeciendo una enfermedad, grave o no da lo mismo,  estaban obligadas a pagar muy caro por sus medicamentos.
En tanto, existen varias formas de fraude farmacéutico, un primer caso lo representa el relacionado con la alteración de los componentes de los medicamentos durante el proceso de fabricación, con lo que el medicamento no contiene lo que dice tener en la rotulación, aprovechando que es muy difícil detectar para el común de las personas si en verdad se encuentran los componentes esenciales o no. Ello puede tener consecuencias desastrosas para los pacientes que lo ingieren,  recién el año pasado murieron 6 personas en nuestro país  y 60 quedaron con secuelas graves en el denominado caso ADN relacionado con leche mal elaborada por el laboratorio BBraun Medical.
Un segundo tipo de Fraude es la entrega de incentivos a los médicos con el objetivos de que ellos  receten un medicamento determinado de un laboratorio en particular. Los incentivos que se otorgan son diversos y atractivos: financiamiento de viajes, cursos, congresos, ayudas para la formación de postgrado, equipamiento de oficinas etc.  En este caso juega un papel fundamental la ética de los médicos que realizan estas prácticas, pues los beneficios que les otorgan en el mercado son caros y de difícil accesibilidad, por lo tanto deben aprender a resistir las tentaciones con un alto sentido de sentido común y probidad.
Un tercer tipo de fraude está relacionado con la alteración de los ensayos clínicos, para que un medicamento muestre resultados más eficientes o entrega mejores cualidades que los de la competencia. Posteriormente las conclusiones de los experimentos son publicados en revistas científicas, que se suponen son serias y regaladas en  congresos y visitas medicas para demostrar la superioridad del fármaco y por lo tanto puedan recomendar o recetarlos a cualquier persona que requiere dichos medicamentos.
Un cuarto tipo de fraude es el financiero en la industria que está asociado al engaño de accionistas en los precios de las acciones y el engaño en los precios de los medicamentos para los consumidores. Este último es lo que sucedió en Chile con el caso colusión de las tres grandes cadenas de farmacia y el más evidente, debido a que queda en la retina de las personas el cómo las grandes farmacias abusaban colocando en sus vitrinas y exhibiciones ofertas que no se condecían con una relación directa con los costos asociados a los medicamentos.
La pregunta que cabe es ¿qué puede hacer un consumidor frente a tales casos?  Ciertamente no existe una respuesta mediata, sin embargo lo que se llama es a informarse cada vez mejor, para enfrentar estas “desviaciones del mercado”.  En concreto, las medidas que se pueden tomar al respecto pueden ser:
1.- Elegir las farmacias que privilegien el precio más barato, donde está comprobado que existen farmacias locales  el medicamento más barato, en ese sentido conviene elegir las farmacias que privilegien el precio, tales como las farmacias locales o cadenas responsables como las del Dr. Simi, Farmacias de químicos farmacéuticos independientes o las populares, de éste modo se puede castigar la colusión identificada en las tres grandes cadenas.
2.- Solicitar que el médico que coloque en la receta el nombre genérico del medicamento y así poder buscar la alternativa más económica, independiente del nombre de fantasía que se le asigne.
3.- Informarse respecto de los remedios bioequivalentes o que tienen los mismos efectos en http://www.ispch.cl/sites/default/files/listado_productos_bioequivalentes.pdf lo cual es una alternativa válida que pueden aprender a usar los consumidores.
4.- Incentivar a nuestros parlamentarios a que propongan proyectos de ley más severos respecto a los efectos que se puedan identificar en casos de colusión, creando mecanismos que de verdad beneficien a los consumidores finales y no tan solo a los dueños o accionistas.
En definitiva dimensionar el grave problema de la industria farmacéutica, llama a las personas a informarse y estar atenta a que el negocio de los medicamentos representa literalmente una enfermedad que debiera tener una cura en el tiempo, buscando una mayor regulación en el mercado, pero también apelando a la dimensión ética que las empresas farmacéuticas tienen el deber de demostrar con mayor transparencia ante los consumidores/”pacientes”.  Es de esperar que la alternativa de las Farmacias populares pueda proliferar en las diferentes comunas de nuestro país, para paliar la situación desigual, que hasta el momento persiste con el afán por tener utilidades por sobre todo, evitando “colocar el dedo en la llaga” de nuestros bolsillos.
Los autores, Francisco Mesa Mesina y Guido Asencio Gallardo, son académicos e investigadores en la Universidad de Los Lagos. Miembros Núcleo Desafíos Regionales

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