Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Opinión

"Los Chicago Boys" o "somos los mejores, que hay en Latinoamérica"

Compartir:
Voy a contar algo, que se puede relacionar un poco con el tema de la Teletón, por la idea de unidad y de «que somos los mejores, que hay en Latinoamérica» y damos ejemplo al mundo…Cuek!
Hoy día, a pocos pasos de una sucursal del Banco de Chile en Valparaíso con hartos globos y gente, una cantidad de cien personas más o menos, esperamos en una sala del ex Cine Condell la última exhibición de un ciclo, del documental llamado «Chicago Boys». Vimos el documental con algún desperfecto técnico al principio y nos encontramos con un relato preparado por dos periodistas con un mosaico de fotografías, pequeños registros visuales y palabras que sacan palabras, del famoso «Alito» Arnold Harberger, el profesor amigo de los chilenos chicagüenses y de algunos de los economistas que fueron preparados en la Universidad de Chicago en la mitad de los años ’50. También ahí se entevistó a Juan Gabriel Valdés que escribió el libro más documentado sobre la experimentación en la educación de alumnos de la Universidad Católica y la Universidad de Chile en las enseñanzas de libre mercado.
En la sala de cine, se escucharon carcajadas,expresiones de sorpresa, de furia, de dolor y de risa, porque la risa tapa el dolor de la crueldad.
Yo conocía desde hace años, mucho del material que ahí se mostró. Tuve acceso a ello, hace casi diez años, cuando se me negó el acceso en la Universidad Finis Terrae, a través de su centro de investigación, para que yo los pudiera entrevistar. Solo se me permitió revisar los diálogos que ellos habían tenido y escribir y retener todo lo que me fuera posible. El libro que escribí se sustenta en buena medida, en la investigación que pude realizar de los Chicago Boys. Luego, en mi incesante búsqueda, tuve muy de cerca a personas que trabajaron con ellos y de hecho, los conocí en persona.
El documental cuenta cosas que ya están documentadas, pero que muy poca gente quiere indagar «porque es más cómodo: no saber y causa menos dolor. Sumarse a la masa que permite que se le manipule, no tiene el costo social de alejarse como un paria»
El documental a mi parecer, llegó tarde. Los periodistas le hicieron la pega a personas que en algún momento, pensaron dejar un registro de ellos mismos, para pasar a la historia. Por eso lo financió Televisión Nacional, la universidad Diego Portales, la Fundación Telefónica y aun mas, el Consejo Nacional de Televisión. El documental se centra en la anécdota, en la historia de los primeros estudiantes, hace una alusión con pequeña culpa sobre el tema de los derechos humanos que no llega a convencer y tibiamente muestra el descontento social. No hay pelea, no hay lucha. Las diferencias con Leigh se las saltaron olímpicamente.
Para mí, este documental es un anecdotario, pero no sirve para hacer una revolución de ideas. Para derrotar lo que se hizo mal, hay que leer, leer y leer. Tener ansias de hacerlo. Nada es estático, pero para mover lo que se hizo mal, hay que estudiar y los primeros alumnos de Chicago de Chile estudiaron mucho para cambiar lo que había aquí, durante los años ’50 y las reformas sociales que se hacían en Chile.
El documental de José María Berzosa, «Chile Impresiones», del cual no se reconoce autoría ni se reproduce totalmente en Chile, es bastante mejor que lo que ví hoy.
Y respecto a Mario Kreutzberger, no me extrañaría que ya se hubiese dado una amistad y un palmoteo de espalda con Arnold Harberger, el padrino de los «Chicago Boys» en Chile.
Uno de los economistas, se admira de reconocer al grupo de economistas como una mafia. Eso deja algo para la reflexión
-La autora, Daniela Sotomayor Parraguez, es Licenciada en Historia y autora del libro «Las confrontaciones entre el general Leigh y el general Pinochet 1973-1978»
Compartir:

Artículos Relacionados

1 Comentario

  1. jose daniel Toledo

    También hay un libro de Sergio de Castro en que cuenta su versión de la historia de la relación Escuela de Chicago -Universidad Católica, y la relación de los economistas de la PUC con el Gobierno Militar. Este libro lo redactó de Castro a Patricia Arancibia Clavel como entrevistadora o correctora de estilo, no se muy bien; y es notable en el sentido de que es una colección de anécdotas, sin ningún sentido histórico, cosa que uno no hubiera esperado de una persona que ha participado del poder, que cambió el destino de nuestro país, que fue Ministro de un gobierno que nos hizo famosos en el mundo por ser el que llevó a la práctica la ideología de Chicago, de Von Hayek, liberando al Estado de toda responsabilidad y dejando al país en manos de las transnacionales financieras, y que justificó todo esto y sus consecuencias en aras de lo que decía algún modelo matemático simplificado que interpretaba doctrinas pseudo filosóficas impuestas el siglo 19 por el Imperio Británico, tomadas fuera del contexto de la realidad humana, que es histórica y cultural.
    ¿Inocencia ? ¿Simplicidad mental? ¿O sigue la premisa mexicana de que lo mejor en este mundo es «navegar con bandera de pendejo»? ¿O dicho en chileno ,el arte de hacerse el huevón cuando le conviene? ¿O el arte de creer que los otros son huevones y creen en el Viejito Pascuero?
    Cada uno tendrá su interpretación de por qué adultos con doctorados en Chicago, pueden en su simpleza editar modelos ahistóricos, que curiosamente los benefician a ellos y a todos los que son lo suficientemente vivos para conocer las falacias del modelo y practicar todos los resquicios para enriquecerse y estar en la maffia del silencio histórico.
    A la hora de la verdad, los Presidentes de los Directorios no tienen idea de que estaban coludidos en un cartel de un producto de primera necesidad que les daba millones de dólares.
    Seguramente no sabe leer los balances, o conoce solo en teoría la denominación de «libre competencia» base ideológica religiosa del modelito.
    La maffia siciliana es una alpargata vieja al lado de estos santos inocentes que mueren en la rueda negándolo todo. Excepto Hugo Bravo, que al verse usado como chivo expiatorio de Penta, agarró un cabreo más o menos y cantó como un jilguero.
    Por lo que dice el artículo, la película muestra a estos héroes inocentes, rescatadores de países del tercer mundo, que se felicitan entre ellos y están orgullosos de sus logros, sin tener conciencia alguna de los «daños colaterales» que así se llaman los humanos o países sacrificados en post de alguna ideología inhumana.
    Los que conocemos la historia no tenemos necesidad de perder el tiempo y que nos suba la presión mirando este tipo de documentales.

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.