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Las tres musulmanas que regalaban abrazos tras los atentados de París

Las tres musulmanas que regalaban abrazos tras los atentados de París
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Días después de los atentados yihadistas de París[2], me encontré en el centro de la ciudad de Cartagena a tres chicas musulmanas que estaban de pie cerca del Gran Hotel, el edificio modernista más importante de la región, portando unos carteles de cartón que decían: “No somos terroristas, venid y dadnos un abrazo”.
Lanzaban besos y sonreían. Las miré y adiviné su “yo profundo”. Ellas abrían sus brazos, que eran alas, no balas, y te llamaban. En el valle de sus senos sonaba el latir de su corazón cercano. Sus labios y sus manos hablaban y decían: Dejadnos entrar en vuestro mundo, no somos “guerreras” del EI, somos personas como tú.
Heroínas como ellas ya han empezado a portar la antorcha de la nueva mujer musulmana (o atea) del siglo XXI que pugna por conquistar sus derechos. Su revolución, desconocida por la mayoría de los occidentales, se enfrenta a los martillazos de los imanes, a los Reyes y Emires del Golfo secuestrados por EEUU, a la ablación de dioses que fueron inventados para coronar a los monos del gran teatro del mundo.
La socióloga y arabista Fátima Mernissi (Fez, 1940) vaticina en su obra “Miedo a la Modernidad, Islam y Democracia”, que el cambio hacia la libertad “lo vamos a liderar nosotras (no los hombres): Nosotras vamos a ser esa vanguardia porque no tenemos nada que perder, con la excepción de nuestros miedos, nuestras máscaras y todas las mutilaciones que acompañan a la segregación y al encierro.
Mientras las musulmanas de Cartagena regalan abrazos, el tiempo pasa volando y llega la Nochebuena a Madrid. Manuela Carmena abre las puertas del Palacio de la Cibeles, sede del ayuntamiento, a 220 excluidos. Se cena sopa de mariscos, langostinos y paleta de cordero

y, mientras los invitados degustan los manjares, se escucha “Imagine” de John Lennon, la canción más revolucionaria y humana jamás escrita. Su letra dice así, más o menos: Imagina un mundo sin fronteras y sin religiones. Un mundo sin guerras donde los hombres y las mujeres vivan en paz y hermandad. 

Qué lejos queda ese ideal de la muletilla de “la grandeza de la patria, de las Españas, de su bandera, de su himno, de sus conquistas, de sus corridas de toros y vacas”. ¿Cuándo se darán cuenta esos voceros de que un país no está hecho de símbolos de cartón piedra, sino de seres humanos, con alma y corazón, que es lo único sagrado que tiene una nación? Mil estandartes no valen nada. Decoración, espectáculo, vanidad. 
También hubo turrón y se brindó con champín (champán sin alcohol). El padre Ángel acompañaba a Manuela y agradecía su generosidad a todos los voluntarios que hicieron posible esa velada. Incluso, entre los invitados hubo parejas que se confesaron su amor (se habían visto antes en las colas del hambre) y una amplia representación de ciudadanos y ciudadanas que cantaban una balada tras haber sido asesinados por la banca rescatada.
Paralelamente a esa celebración, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, defendía el amor natural, el cuerpo a cuerpo en la cama y en la cruz, y denunciaba, visiblemente irritado, la fecundación “in vitro” que, a su juicio, es lo más parecido que hay a un Aquelarre. ¡Pobre Iglesia! ¡Pobre España! ¡Pobre gente con nostalgia de Guadaña!
Respecto al millón de refugiados, la mayoría sirios, que cruzaron en 2015 el Mar Mediterráneo, es mejor no enviarles ninguna postal de Navidad. Sabido es que viven en el infierno y allí las tarjetas y las cartas no encuentran mensajeros. Allí los rostros carbonizados por el frío no entienden de fiestas. En su invierno aúllan cuervos de hielo.
¡Ay Carmena! después de cambiar los nombres franquistas de las calles de Madrid, anímate a reemplazar a Los Tres Reyes Magos por Las Tres Reinas Magas. Eso durante un tiempo y, después, cuando los Príncipes de la iglesia vuelvan a su Principado ¿Por qué no sustituir las fiestas de Navidad por otras en honor a Nnemósine y sus hijas Las Musas?
Simultáneamente podrían darse seminarios sobre Jesús, personaje de gran relieve en la historia occidental. Algunos historiadores creen que fundó una nueva corriente de pensamiento (como Buda o Confucio), otros que fue un gran rabino (los judíos de su época), otros un símbolo de la rebeldía contra el fascismo romano, etc. Sería bueno afinar y darle el lugar que le corresponde entre los escultores que moldearon el planeta.
También podría explicarse el origen de la Navidad. El Emperador Aureliano estableció en Roma (274 d.C) las fiestas del “Natalis Solis Invicti” (Nacimiento del Sol Invencible), que se desarrollaban el 25 de diciembre, fecha que cautivó al Emperador Constantino (272-337), quien decretó que ese día se celebrara el nacimiento de Cristo.
Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para desear Feliz Año 2016 a las tres musulmanas de Cartagena, a Manuela, al padre Ángel y a sus 220 invitados, y a los que escuchan “Imagine” y están atentos a que nadie cambie el retrato de Beethoven por otro de Hitler, como ocurre en el Tambor de Hojalata de Günter Grass.
Notas:
[1] Se produjeron el 13 de noviembre y dejaron un balance de 137 muertos y 415 heridos.
[2] Se produjeron el 13 de noviembre y dejaron un balance de 137 muertos y 415 heridos.

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