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Grecia será demolida por el poder financiero

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El Primer Ministro de Grecia Alexis Tsipras negoció de rodillas, una ominosa condición que fue impuesta por Alemania siguiendo un objetivo que permite entregar un rol preferente al poder financiero, en un claro mensaje de advertencia del costo que implica para otros países de la Unión Europea salirse del libreto. La postura alemana viene a ratificar años después, lo que dijo Margaret Thatcher, que el euro nunca tuvo nada que ver con la economía de Europa. El euro fue un referente político desde el primer día y el escarmiento a Grecia y a Tsipras da cuenta de un objetivo político mayor no declarado por Alemania. El peligro que subyace es que las posturas políticas no zanjadas empiezan a resquebrajar la relación con Francia y entre países del norte y del sur de Europa con el euro, “aunque no se trata del euro”. El acuerdo con Grecia, convertirá a dicho país en el sándwich al que todos los privados le quieren dar una mascada, partiendo por las empresas alemanas y transnacionales listas para actuar.
Alexis Tsipras es un líder político joven, capaz y probablemente muy inteligente que creyó poder jugar al póker con los líderes de Europa y además blufear, porque llevaba el firme respaldo de su partido y más del 60 % de aprobación ciudadana, que logro con el llamado a votar “No” en el referéndum del 5 de Julio. Pero un político como Tsipras no puede dejarse llevar por la euforia del triunfo, después de pedirle al pueblo que voten “No” a las duras condiciones que le plantearon el FMI, el BCE, la UE para volver a negociar con estas mismas entidades, creyendo que el respaldo ciudadano se convertiría en un as bajo la manga por arte de magia, que le permitiría conseguir condiciones más favorables que las ofrecidas anteriormente. Quizás pensó que funcionaría a su favor el temor de los líderes europeos preocupados por el costo en euros y el contagio a otros países, la salida de Grecia del euro.
Nunca pensó en un plan B, que pudo ser preparar al pueblo en caso de tener que llegar hasta las últimas consecuencias para enfrentar una negativa al rescate o para permanecer en la zona euro. Alexis Tsipras ha quedado cuestionado, con una ciudadanía desmoralizada y un país desmembrado que será entregado al control extranjero. Desde la mirada de los sectores políticos más duros y en parte de la ciudadanía, se habla de traición, lo que ha desatado una crisis política en Grecia que lo obligará a pactar con los conservadores y la derecha, las peores condiciones que no imagino, para aprobarlas en el congreso y acceder a un rescate de hasta € 86.000 millones.
Cometieron un error de principiantes, tal vez no, pero un error que tiene un alto costo, el haber subvalorado la real dimensión del poder financiero que tienen los grandes países como Alemania y el séquito de países que la apoyan. Nunca estuvo en su diseño de negociación, tomar decisiones como país independiente y democrático que hablaría con los pies puestos en la Tierra, para salir del euro si negaban las condiciones o por no convenir seguir en el euro.
Esta forma de hacer política no es nueva, es una norma dentro de la política que se usa en las elecciones, un discurso para ganar, otro para gobernar, pero ha ido perdiendo prestigio y vigencia. La gente se ha empoderado y es capaz de entender las complejas maniobras que hacen los políticos cuando hablan respecto de lo que dicen que harán para luego hacer exactamente lo contrario. Es un fenómeno que la gran mayoría conoce en nuestro país, y que en estos días reaparece como sutilizas que hablan de revisar, refrescar o pausar reformas, sin cambiar nada.
Enfrentado a esta situación, Grecia quedó sorprendida por una suerte de improvisación de sus líderes que parece caracterizar principalmente a los partidos progresistas, tal vez por exceso de entusiasmo, confianza o rigidez en sus planes, etc., lo cierto es que, eso no ocurre en las coaliciones de derecha, ellos siempre deciden por el dinero que ingresa. Remover las estructuras que sustentan el modelo de economía neo liberal, despierta la bestia que llevan adentro que asusta y confunde a muchos por lo sorprendente de su actuación. Para tocar los bancos y las jerarquías políticas que nutren al poder financiero, se requiere tener un plan B con decisiones vitales y de gran fuerza.
Tsipras sabía antes y después del referéndum que sus propuestas podrían ser rechazadas porque su postura política no es del agrado de los líderes de la euro zona. También sabía que Syrizsa, el partido gobernante de izquierda más dura, tampoco es de la confianza para la mayoría de los líderes neo liberales de Europa. Actuó como el “cowboy” recio que toma su arma para enfrentar a su contrincante y al momento de usarla, descubre que no tiene balas y debe agachar la cerviz, encogerse de hombros y reconocer la derrota.
Enfrentar a políticos fogueados como Merkel, el Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, el Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el Presidente del Eurogrupo, Alexander Stubb, el Ministro de Finanzas finlandés o a Mario Draghi, requería llevar decisiones duras, dolorosas y consensuadas para hacer lo que se dijo que rechazaría y para responder al apoyo ciudadano. El resultado se convirtió en un acto de ingenuidad inaceptable y de marca mayor que implica entregar el país al poder financiero extranjero. Los términos acordados significarán una dura crisis política interna con 30 o 40 parlamentarios de Syriza que podrían abandonar el partido y fuertes manifestaciones en las calles que podrían sellar su salida del gobierno.
El problema con Grecia es que no encaja con el modelo económico neo liberal y probablemente sea lo que paulatinamente condujo al país a destinar un 32 % del PIB a la protección social. Ahora tienen que desarticular la protección que intentaron defender, porque Grecia solo tiene actividad turística, naviera, agrícola, etc., insuficientes para cubrir el gasto fiscal y pagar la deuda. En cada oportunidad en que recibieron prestamos por rescate, se impusieron metas para reducir el gasto, aumentar los impuestos, despedir trabajadores, bajar las pensiones, etc., impactando el ingreso, lo que repercute a su vez en una reducción del PIB, un circulo vicioso que se repite con cada acuerdo de rescate que aumenta la deuda en vez de disminuirla.
El último informe de análisis de sustentabilidad de la deuda griega del FMI, señala que el PIB ha caído más de un 25% en los últimos cinco años, lo que ha provocado que la relación deuda/PIB se haya disparado. Grecia pasó de tener una deuda de 150% del PIB en 2012, a tener una deuda que rozó el 180% del PIB en 2014 y se estima que la deuda pública puede alcanzar un 200% del PIB en el 2017, con una tasa de desempleo que no ha parado de crecer en los últimos años, convirtiendo a Grecia en el país de Europa con la mayor tasa de paro, 26,5%.
En el nuevo rescate, que aún no es oficial, Grecia se obliga a vender activos del país, como el puerto del Pireo en las afueras de la capital, la concesión a Fraport AG (alemana) para operar 14 aeropuertos provinciales por € 1,2 mil millones, la participación del actual aeropuerto de Atenas, el traspaso de Hellenic Petroleum y Public Power Corp., el mayor proveedor de electricidad, y tal vez transferir las 112,5 toneladas de oro  en el Banco de Grecia, etc., en total privatizar, vender o transferir € 50.000 millones de euros. Diego Iscaro, economista de la firma de investigación IHS Inc., ha dicho, los «precios de los activos se han visto gravemente afectados por la depresión económica y no esperamos que se recuperen de manera significativa en el corto plazo.». Esa sentencia significa que los obligan a vender a precio de “huevo” el país, y aún quedarían por pagar € 316.900 millones de euros de la deuda acumulada que incluye el salvataje a la banca. España debe € 546.000 millones de euros por deuda pública acumulada desde el inicio de la crisis, y eso hace que España tampoco pueda devolver su deuda pública. Todo este endeudamiento se forma entre los años 2000 y 2008, producto de la crisis del modelo económico neo liberal.
La pregunta que surge entonces, ¿Para qué Grecia sigue en el euro?
Cuando Espartaco enfrento a los Romanos, tenía muy claro que su destino sería morir, interiormente aceptó que el reto le significaría la muerte y cuando tomó esa decisión más un grupo de gladiadores, multiplicó en varias veces esa fuerza que puso en jaque al Imperio Romano durante dos años y no sólo consiguió alterar los cimientos sobre los que se basaba el poder de Roma, sino que dio al pueblo los ideales en los que creer, con un ejemplo de férrea voluntad que aún hoy se recuerda en la conciencia mundial. Nadie le pedía a Tsipras que se inmolara sino que cumpliera con lo comprometido, pero no estaba preparado para ello ni había tomado las decisiones que eran vitales. Terminó agravando la «desastrosa política de austeridad», aquella que decía rechazar y por la cual fue elegido como Primer Ministro griego al mando del país tras ganar las elecciones el pasado 25 de enero.
Detrás de la tragedia Griega, está un modelo de economía neo liberal que sigue su curso resquebrajándose y que tiene al líder del modelo, Estados Unidos, dando pasitos de enfermo después de contagiar a Europa, Asia, Latinoamérica, etc., donde irán cayendo los más débiles, luego seguirán los demás. El núcleo central de dicha doctrina económica no considera al ser humano como esencia de su hacer, por consecuencia, no contempla ayuda, solidaridad, colaboración, integración, nada de eso es posible, la última demostración ha sido Grecia.
Chile, país pequeño y muy abierto al mundo, podría volver a sufrir más embates. Ya lo hicieron con la ayuda de la derecha y connotados chilenos que ayudaron a entregar el cobre. El cobre fue totalmente nuestro, y hoy nos queda un resto para recordar lo que hemos perdido. Fue nacionalizado con la aprobación unánime en el congreso, luego algunos se unieron en un golpe de estado y lo devolvieron al extranjero. Hoy cuando la economía global está en crisis y nuestra economía recibe los efectos, lo único que nos ha salvado han sido los ingresos del cobre, sin embargo, las feroces fauces de la derecha, no se cansan de repetir, que las inversiones han caído por culpa de las reformas que se intentan aplicar, negándose a enfrentar el desastre mundial que está causando su ideología.
Mario Briones R.

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1 Comentario

  1. jose garcia peña

    Es muy simplista atribuir a Alemania toda la responsabilidad de lo que está pasando en Europa, sin citar nunca a los promotores de las crisis que utilizan a Alemania para sus fines.
    El objetivo político no declarado por los gobiernos alemanes, ha sido impuesto a Alemania por la Conexión Sionista-anglosajona desde el final de la guerra.
    Este objetivo consiste en desunir y mantener desestabilizada a Europa, como ha hecho siempre el Reino Unido.
    La diferencia entre Inglaterra y Alemania consiste en que Inglaterra es parte promotora de ese objetivo, mientras que Alemania tiene que obedecer, aparentando ser independiente en sus decisiones.
    La mentalidad de disciplina alemana para obedecer a los de arriba, ayuda mucho a conseguir este y otros objetivos.
    A un alemán de ideología de derechas le pones una gorra en la cabeza….e inmediatamente se cree que es un general y actúa de forma prepotente y autoritaria.
    Esta es la «gorra invisible» que llevan puesta personajes como Merkel y Schäuble.

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