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Cultura, Derechos Humanos

La nueva nave de los locos

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La nueva nave de los locos.
1.
Caminaba por una calle de la periferia,
una calle destrozada, bordeada de empalizadas,
cuando tropecé con un pie desnudo
que el alquitrán ya no cubría.
Fue entonces que vi
manos por un lado y por otro
que salían del pavimento usado,
manos abiertas y fijas
como si allí abajo seres humanos hubiesen sido enterrados vivos.
Sí, en mi pesadilla vi
una vereda
llena de manos,
manos tendidas hacia el cielo,
manos rígidas, abiertas, agarrotadas
en un último llamado.
 
Y al despertarme supe
que la realidad era todavía más terrible
que la más horrible pesadilla.
Puesto que al amanecer
los periódicos estaban llenos
de los gritos mudos de los refugiados
ahogados en el Mediterráneo.
 
2.
En el año de gracia
2011, Marine Le Pen, el catorce de marzo,
ante micrófonos y cámaras,
estuvo en Lampedusa.
Si escuchara únicamente mi corazón
(dijo ella a los refugiados provenientes de Tunicia),
ya que también tengo corazón,
me zambulliría en el agua
y os recogería en mi barca.
Por desgracia no queda más lugar.
“Si escuchase mi corazón
os acogería en mi barca
pero mi barca es demasiado frágil y se hundiría…”
 
Luego partió en su chalupa de titanio
acompañada por un mayordomo loco,
un banquero cocainómano, un agregado de prensa
presuroso y media docena de gente mundana.
Uno trepó al mástil con un embudo en la cabeza,
otro subió al castillo de proa en el que estaba atado
un pastor alemán y un rottweiler que ladraban al horizonte.
Había dos sobre el puente que jugaban a la taba con huesitos,
con minaretes y campanarios,
uno lanzaba por las escotillas rollos de papel higiénico,
otro desenrollaba a lo largo del empalletado
un caballo de crines rizadas en una cerca con alambres de púa,
otro ponía bloques de cemento uno sobre otro en el agua
y la cerradura del mortero para erigir un muro altísimo
en medio de las olas. Un ejército de locos,
una colección de enanos de jardín,
por un instante evadidos
de sus pabellones con trampas,
una armada de pequeños hombres mecánicos,
abultados en la espalda.
Ella está de pie en la proa
con una armadura rutilante,
enarbolando la oriflama del Cordero
y de la Virgen María
bordadas con hilo dorado.
Detrás de ellos una red llena de cadáveres que se hunden
y fajos de billetes de euros
(Un joven que no había solicitado hacer el viaje
babea en la popa y vomita).
 
3.
Es verdad que su barca está muy cargada…
En la nave de los locos
la hija de Le Pen está acompañada.
En toda Europa,
a izquierda y derecha
los políticos y las honestas gentes
que no quieren
la muerte del pescador
repiten la misma consigna:
“Realmente no,
no podemos acoger
toda la miseria del mundo”.
 
4.
Un poco más atrás del barco
instalados en una lancha de salvataje climatizada,
el personal de ONGs humanitarias protesta
en nombre del derecho universal
a la libre circulación
de capitales y de hombres.
Pero nadie o casi nadie
presta atención
a las lágrimas que derraman
y que hacen subir el nivel de las aguas
amenazando la tierra firme.
Sin embargo tienen razón :
el derecho al turismo
en viaje individual organizado
es un derecho imprescriptible e inalienable
de la nueva humanidad
(a condición por supuesto
de tener un seguro
y una cuenta corriente aprovisionada).
Desgraciadamente los refugiados
no tienen aspecto de turistas.
No han venido hasta aquí
para visitar el país
y volverse tranquilamente
luego de haber gastado sus ahorros
en nuestras tiendas de lujo y nuestros supermercados.
Existe la sospecha
que han llegado con la intención de poner a salvo sus vidas,
rehacerlas, reiniciarlas y quedarse.
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5.
Los refugiados de Siria, de Iraq,
de Afganistán, de Eritrea, de Libia,
pagan a precio de oro sus ataúdes
acuáticos a los traficantes
que los abandonan en alta mar.
La Mar es una mortaja de plástico
inmensa, verde e inquieta
donde los que caen en ella
se hunden
y mueren ahogados
porque la lona de la Mar se cierra sobre ellos.
Oh Mediterráneo
¿qué hemos hecho de ti?
Madre, vientre
de donde ha salido la vida.
Tú que nos has acunado.
Madre nutriente,
hemos hecho de ti
el más grande de los cementerios!
Ojo de cíclope al centro del archipiélago de nuestros países,
te hemos cegado
hemos rotos los vitrales
de tu rosetón de luz!
Te hemos obturado,
extirpado, cauterizado,
podrido y petrificado.
De ti hemos hecho
algo más que una frontera con alambres de púa:
hemos hecho una inmensa hoguera líquida,
un horno crematorio helado,
un vertedero para inmigrantes,
una trampa abierta en el vacío
donde aquellos que quieren pasar,
hombres, mujeres y niños
son lanzados vivos!
6.
Pero durante este tiempo los negocios continúan,
saqueamos países
para disponer de uranio,
bauxita, petróleo, tierras preciosas,
y no podemos enfrentar
la marea creciente de la miseria
de los pueblos que simplemente quieren vivir.
Arruinamos a pueblos enteros
y como compensación les enviamos
por internet y la TV
un flujo continuo de imágenes del paraíso
donde vivimos,
y nos sorprendemos
al verlos desembarcar.
Defendemos la democracia,
destruimos los Estados
y luego deploramos el flujo masivo de refugiados
que escapan como pueden al caos de los Estados
que hemos destruido.
Derrocamos dictadores para luego matarlos como a perros
e instalamos en el poder a locos furiosos
que se desgarran
y nos apiadamos por los libios
que rehusamos acoger.
Derramamos lágrimas de cocodrilos sobre
los hombres, las mujeres, los niños
que por todos los medios
huyen de la guerra en Siria
y de las persecuciones,
pero vendemos armas al Líbano, a Arabia Saudita, a los países del Golfo
que mantienen y alimentan el incendio.
Abrimos nuestro corazón
pero no nuestra puerta
y para calentar la marmita
encendemos fuegos en todas partes.
Sin embargo, los negocios deben continuar.
Oh, vosotros los grandes de este mundo
que practicáis la exclusión,
vosotros que rehusáis incluir a los excluidos,
nosotros tenemos la solución :
gracias a la resina polyester epoxy,
a la cual podéis agregar un agente endurecedor
(bautizado economía de mercado)
os bastará para bloquear el fenómeno
y vitrificar la Mar.
Enseguida podremos cortarla en pedazos
en bloques de plástico transparentes
ligeramente coloreados de color ámbar
o de fondo marino.
Interesante lección para nuestros nietos,
barcos con refugiados,
hombres, mujeres y niños
incluidos
y podréis, en recuerdo
de esta gran época,
conservarlos en cubitos
decorativos sobre vuestros escritorios
brillantes y pulidos.
8.
“Lamentamos no poder subirlos a bordo”,
Repite la gente razonable…
Y tienen razón.
No es abordando
la piragua de Occidente,
que hace agua por todos los costados,
que los pueblos podrán salvarse.
No.
Tampoco nosotros que vivimos aquí,
tampoco queremos subir a bordo de vuestro barco,
a un portaviones
para hacer la guerra
a la Tierra entera.
10.
En su gran poema “La nave de los locos”,
Brant, el anciano escritor de la Edad Media alemana,
calificó de locos a aquellos que sólo pensaban
en su vida terrestre
y no se preocupaban
por la salvación celeste.
Hoy, yo denomino locos
a aquellos que piensan
encontrar solos
su salvación en esta Tierra,
sin preocuparse
de la salvación común
de todos los pueblos de la Tierra.
Como si no bogáramos todos
a bordo del mismo navío.
Como si la Tierra entera no fuera para todos nosotros
una balsa única.
Como si no estuviéramos todos embarcados
en el mismo barco
perdido en alta mar,
donde algunos en el puente superior
bailan sobre el parqué encerado de los salones de 1° clase
y sus niños juegan en la piscina
con sus torpedos teledirigidos,
mientras que la tripulación trabaja
en la sala de máquinas.
Sí, todos vivimos
En un inmenso y único barco,
un navío bautizado Tierra,
para algunos, es un paquebote de cruceros,
para otros una galera,
un barco negrero, un cascarón remendado,
donde los dos tercios de la humanidad
se amontonan en el fondo de las bodegas,
mientras el navío corre el riesgo de zozobrar.
– El autor, Francis Combes, es poeta francés
 

La nouvelle nef des fous

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La nouvelle Nef des fous
 
1.
Je me suis réveillé dans mon sommeil.
Je marchais dans une rue de la périphérie,
une rue défoncée, bordée de palissades
quand j’ai buté sur un pied nu
que le goudron ne couvrait plus.
C’est alors que j’ai vu
de place en place des mains
qui sortaient du macadam usé
des mains ouvertes et figées
comme si on avait enterré vivants
là-dessous des êtres humains.
Oui, j’ai vu dans mon cauchemar
tout un trottoir
planté de mains
des mains d’humains tendues vers le ciel
des mains raidies, ouvertes et tendues
dans un dernier appel !
 
Et à mon réveil j’ai su
que la réalité est plus terrible encore
que le plus terrible des cauchemars.
 
Car au petit matin
tous les journaux sont pleins
des cris muets des réfugiés
noyés dans la Méditerranée.
2.
En l’an de grâce
2011, Marine Le Pen, le quatorze mars,
devant micros et caméras
s’est rendue à Lampedusa.
 
Si je n’écoutais que mon cœur
(a-t-elle dit aux réfugiés de Tunisie),
car j’ai aussi un cœur,
je me jetterai bien à l’eau
et vous prendrai sur mon bateau
hélas, hélas !
Il n’y a plus de place !
 
« Si j’écoutais mon cœur,
je vous prendrais bien sur ma barque
mais ma barque est trop fragile, elle coulerait… »
 
Puis, elle est repartie sur sa chaloupe en titane
en compagnie d’un majordome fou,
d’un banquier accro à la cocaïne, d’un attaché de presse
pressé et d’une demi douzaine de demi-mondains
 
Il y en a un qui grimpe au mât avec un entonnoir sur la tête,
un autre sur le gaillard d’avant qui tient en laisse un couple cynégénique
un berger allemand et un rotweiller qui aboient contre l’horizon
Il y en a deux sur le pont qui jouent aux osselets avec les minarets et les clochers
un qui jette par les écoutilles des rouleaux de papier hygiénique
un qui déroule le long du bastingage
le cheval de frise d’une clôture barbelée
un autre qui pose les uns sur les autres des parpaings dans l’eau
et gâche du mortier pour ériger un mur très haut au milieu des flots
Toute une armée de fous
toute une collection de nains de jardins
évadés pour un instant
de leurs pavillons piégés
toute une armada de petits bonhommes mécaniques
remontés dans le dos
 
Et elle se tient debout à la proue
en armure rutilante
brandissant l’oriflamme à l’Agneau
de la Vierge Marie
brodé de fil doré
 
Derrière eux,
ils traînent un chalut plein de cadavres qui les tirent par le fond
et des paquets d’euros
 
(Un jeune qui n’avait pas demandé à être du voyage
bave à la poupe et vomit…)
3.
C’est vrai qu’il est déjà très chargé son bateau…
Sur la Nef des Fous,
la fille Le Pen a de la compagnie.
 
De la droite à la gauche
et dans toute l’Europe
des hommes politiques et des braves gens
qui ne veulent pas forcément
la mort du pécheur
répètent le même slogan.
 
« Décidément, non
nous ne pouvons pas accueillir
toute la misère du monde. »
4.
Un peu en arrière du bateau
installés sur un canot de sauvetage climatisé
des humanitaires protestent
au nom du droit universel
à la libre circulation
des capitaux et des hommes.
 
Mais personne ou presque
ne leur prête attention.
Et les larmes qu’ils versent
font monter le niveau des eaux
et menacent la terre ferme.
 
Pourtant, ils ont raison :
le droit au tourisme
en voyage individuel ou organisé
est un droit imprescriptible
et inaliénable de la nouvelle humanité
(à condition bien sûr
d’avoir une assurance
et un compte provisionné).
Mais les réfugiés malheureusement
n’ont pas l’air de touristes.
Ils ne sont pas venus ici
pour voir du pays
et repartir gentiment
après avoir dépensé leurs économies
dans nos boutiques de luxe et nos supermarchés.
 
Le soupçon existe
qu’ils sont là pour sauver leur vie
la refaire et rester.
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5.
Les réfugiés de Syrie, d’Irak
d’Afghanistan, d’Erythrée, de Libye
payent à prix d’or leur cercueil
aquatique aux passeurs
qui les abandonnent en haute mer.
 
La mer est un linceul de plastique
immense, vert et mouvant
où ceux qui tombent
sombrent
et meurent étouffés
car la bâche de la mer sur eux s’est refermée.
 
Ô, Mer méditerranée
qu’avons-nous fait de toi ?
Mer maternelle, ventre
d’où est sorti toute vie
Toi qui nous as bercés
Mer nourricière
de toi nous avons fait
le plus grand des cimetières !
Œil de cyclope au centre
de l’archipel de nos pays,
nous t’avons aveuglée !
Nous avons brisé les vitraux
de ta rosace de lumière !
Nous t’avons obturée,
excisée, cautérisée,
putréfiée et pétrifiée.
De toi nous avons fait
plus qu’une frontière barbelée :
un immense bûcher liquide,
un four crématoire glacé,
une déchetterie à immigrants,
une trappe ouverte sur le vide
où ceux qui veulent passer
hommes, femmes, enfants
sont jetés vivants !
 
6.
Mais pendant ce temps, les affaires continuent
 
Nous pillons les pays
pour garder la haute main sur l’uranium
la bauxite, le pétrole, les terres précieuses
et nous ne pouvons plus faire face
à la marée montante de la misère
des peuples qui veulent simplement vivre.
 
Nous ruinons des peuples entiers
mais leur envoyons en guise de compensation
via Internet et la télévision
des images en flux continu du paradis
où nous sommes censés habiter
et nous nous étonnons
de les voir débarquer
 
Nous défendons la démocratie
et détruisons des Etats
puis nous déplorons l’afflux massif des réfugiés
qui s’échappent comme ils peuvent du chaos des Etats
que nous avons détruits.
 
Nous chassons un dictateur que nous abattons comme un chien
puis à sa place nous portons au pouvoir des fous furieux
qui se déchirent
et nous nous apitoyons sur le sort des Libyens
que nous refusons d’accueillir.
 
Nous versons des larmes de crocodile sur
les hommes, les femmes, les enfants
qui par tous les moyens possibles
quittent la Syrie pour fuir la guerre
et les persécutions
mais nous vendons des armes
au Liban, à l’Arabie Saoudite, aux pays du Golfe
qui entretiennent l’incendie.
 
Nous ouvrons notre cœur
mais pas notre porte
et pour faire bouillir la marmite
nous mettons partout le feu.
 
Car pendant ce temps les affaires doivent continuer.
 
7.
Ô, vous les grands de ce monde
qui pratiquez l’exclusion,
Vous qui refusez d’inclure les exclus
Nous avons pour vous la solution :
 
Grâce à la résine polyester époxy
à laquelle vous mélangerez un agent durcisseur
(baptisé « économie de marché »)
Il vous suffira pour bloquer le phénomène
de vitrifier la mer.
 
Nous pourrons ensuite la découper
en blocs de plastique transparents
légèrement colorés façon ambre
ou fonds marins avec,
intéressante leçon de choses
pour nos arrière petits-enfants,
des bateaux et des réfugiés,
hommes, femmes et enfants,
en inclusion dedans
 
et vous pourrez, en souvenir
de cette grande époque,
les conserver, détaillés en petits cube
décoratifs sur vos bureaux
lustrés et bien polis.
 
8.
« Désolés je ne peux pas vous prendre
à bord »
répètent les gens raisonnables…
Et ils ont raison.
 
Ce n’est pas en se hissant
sur la périssoire de l’Occident
qui prend l’eau de tous côtés
que les peuples pourront se sauver.
 
9.
Non,
nous non plus qui vivons ici
nous ne voulons pas monter sur votre bateau
Non ne sommes pas volontaires
pour nous engager
sur votre porte-avion
et faire la guerre
à la Terre entière.
 
10
Dans son grand poème « La Nef des fous »
Brant, le vieil écrivain du Moyen-âge allemand
nommait fous tous ceux qui ne pensaient
qu’à leur vie terrestre
et n’avaient souci
du salut céleste.
 
Aujourd’hui je dis fous
ceux qui pensent
trouver seuls
leur salut sur la Terre
 
sans souci
du salut commun
de tous les peuples de la Terre.
 
Comme si nous ne voguions pas tous
à bord du même vaisseau
Comme si la Terre entière n’était pas pour nous tous
un seul radeau
Comme si nous n’étions pas tous embarqués
sur le même bateau
perdu en haute mer
où quelques-uns sur le pont supérieur
dansent sur les parquets cirés des salons de Première classe
et leurs enfants jouent dans la piscine
avec leurs torpilleurs télécommandés
tandis que l’équipage trime
dans la salle des machines
Oui, nous vivons tous
sur un immense et unique bateau
un vaisseau baptisé Terre
pour quelques-uns, un paquebot de croisière
pour d’autres une galère
un bateau négrier
un rafiot rafistolé
où les deux-tiers de l’humanité
s’entassent à fond de cale
et qui risque de chavirer.
 
A moins peut-être qu’éclate à bord
une mutinerie…

*Fuente: http://franciscombes.unblog.fr/2015/06/23/la-nouvelle-nef-des-fous/

 
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