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Al fin la red cazó seis elefantes

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Los cuatro días de audiencia sobre el caso Penta estuvieron saturados de fases brillantes: el fiscal Carlos Gajardo, por ejemplo, definió a ese holding como “una máquina para estafar al fisco”; el fiscal nacional, Sabas Chahuán, empleó la metáfora la red (la justicia), “no sólo debe cazar mariposas, sino también elefantes”, para referirse a la desigualdad entre los magnates y los pobres frente a la justicia. A su vez, con la prepotencia con que están acostumbrados los dueños de Chile a tratar a sus subordinados, Carlos Alberto Délano, burlándose de la frase del fiscal Gajardo, dijo que “Penta era una máquina para dar empleo…” y no se quedó atrás Carlos Eugenio Lavín quien expresó que “no era mafioso como Al Capone…” – ignorando que este gánster cayó preso, justamente, por un delito tributario, tal como los Controladores de Penta -, por su parte, María Inés Horvitz, abogada representante del Consejo de Defensa del Estado, respondiendo a la frase de Délano, argumentó que “los narcotraficantes también daban empleo y que la legalidad tenía que aplicarse para todos y no para unos pocos…”
La audiencia de formalización se llevó a cabo en uno de los momentos de crisis más aguda de confianza en las instituciones, pues ya nadie cree en el Ejecutivo – ni siquiera en la Presidenta Michelle Bachelet – mucho menos en los parlamentarios y, ni hablar de los partidos políticos, pues los componentes de esos poderes son, simplemente, ladrones o que aprovechan el cargo como fuente para adquirir riqueza; la otra institución del Estado, la judicial, tampoco se salva de la desconfianza popular debido a la actitud y a la conducta de la Corte Suprema durante la dictadura, verdadera ramera del poder, sin que ninguno de sus miembros hubiese sufrido ninguna pena por el delito de haber negado la mayoría de los recursos de amparo presentados por los familiares de las víctimas, por otra parte, esta pésima opinión de la justicia viene desde antigua data –el poeta Vicente Huidobro decía que “la justicia se inclina por el lado del queso” <dinero>.
Con respecto a lo ocurrido ayer, 7 de marzo, hay que reconocer que la actuación de los fiscales del caso Penta – Chahuán, Gajardo, Norambuena y Arias – fue simplemente impecable: cero faltas, pues demostraron con contundencia todos los delitos cometidos por los diez imputados: su gravedad, la reiteración y permanencia en el tiempo, y probaron fehacientemente que los ilícitos de cohecho, fraude al fisco, lavado de activos y otros, venían cometiéndose desde 1990 – según el fiscal Gajardo -. Nada más acertado que la frase de Gajardo al expresar que las acciones reiteradas de Penta constituyen una verdadera cultura de la evasión y que, este holding es una “verdadera máquina para producir delitos tributarios”.
Ahora se comprende mejor por qué las mafias en el poder se proponían, por medio de una artificiosa maniobra, dejar fuera al fiscal Carlos Gajardo – este recuerda lo que su padre alguna vez le dijo: “no le tengas miedo a los poderosos” – pero como les fue imposible porque el fiscal nacional tomó la causa, protegiendo así al fiscal del caso e impidiendo que lo tomara el fiscal Alberto Ayala, a lo mejor más complaciente con las castas en el poder.
Por otra parte, el Juez de Garantía, Juan Manuel Escobar, demostró gran sabiduría jurídica y sobre todo, apego a la justicia, y no tuvo ningún temor en enviar a la cárcel a los multimillonarios Délano y Lavín, junto a Pablo Wagner Sanmartín, el muy corrupto ex subsecretario de Minería del gobierno de Sebastián, uno de los gobiernos en toda la historia de Chile, en que es muy difícil distinguir si administraba para todos los ciudadanos o para sus amigos, los empresarios y, además, propiciando la mezcla entre dineros y política – no se sabía si gobernaba desde La Moneda o desde la Bolsa de Comercio -. El Juez Escobar pronunció una frase genial al comparar la penalidad del delito del robo de un auto con el de cohecho – aun cuando no debiera extrañarnos en algunos legisladores, pues sus puestos actuales se deben, justamente, a este delito .El cohecho para ellos es un correctivo del sufragio universal es decir la dictadura de los rotos sobre los caballeros
En una crisis institucional tan grave como la actual – muchos privilegiados no la quieren ver por miedo a perder su granjería – el pueblo exige la realización de un sacrificio ritual, que ocurre desde que el hombre es hombre: en la antigua Atenas, el pueblo indignado con Pericles, cobró venganza en su hijo, condenado a muerte; también se han encontrado restos de conchas de ostras en que se pide el exilio para el propio Pericles; en el caso actual chileno, en que defraudadores del fisco tan importantes, como los controladores del holding Penta, vayan a la cárcel y tengan las humillaciones de cualquier ciudadano que delinque, ya es un rito de sanación una catarsis para un pueblo que ya está harto de abusos, mediocridad y miseria moral por parte de una plutocracia, que se ha apoderado del poder.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
07/03/2015
Nota del autor: la verdad es que fueron enviados a prisión “tres elefantes”, Delano, Lavín y Wagner, y tres lacayos o testaferros, Bravo, Castro y Álvarez.

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2 Comentarios

  1. olga larrazabal

    Yo insisto, Bravo no era ningún testaferro, La fortuna que hicieron Lavin y Delano, que antes de licitar las empresas regaladas por el Estado, eran jovencitos bien, pero a años luz de ser millonarios, la hicieron juntos y trabajaron toda la vida juntos y fueron a la universidad juntos. (Lavín y Bravo) entre 1962 y 1967, Otra cosa es que a Lavín que era un personaje espinilludo y bastante antipático, se le hayan subido los humos y haya comenzado a mirar a Bravo por encima del hombro, y por supuesto lo haya culpado de todas las jugarretas que aprendieron en la Pontificia Universidad Católica, y que pusieron en práctica juntitos.
    Eso solo revela que además de sinvergüenza es un cabrón desleal con sus compañeros de universidad y de una vida completa.

  2. José Maria Vega Fernandez

    «..una máquina para dar empleo»…..
    Vergonzoso.
    Pero esa es una verdadera verdad.
    La tremenda justificación que hace patente la forma en que el capitalista mantiene con argolla en la nariz al toro proletario, y de allí lo maneja. Incluso al Gobierno en turno, que no puede darse el lujo de ver aumentar los índices de desempleo.
    Otro: que hacen las Mineras cuando algunos pobladores se quejan porque las pocas tierras ancestrales cultivables se quedan sin agua limpia: bien, o se van de aquí, con sus apegos a la pacha mama, o nos vamos nosotros, con nuestros puestos de trabajo en la mina y en Sanhattan.
    Escojan.
    Y a medida que el desierto siga avanzando hacia el Sur, como lo hace, tendremos que ir corriendonos más abajo, buscando el agua necesaria para no parecernos a Kuwait.

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