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Caso Penta-UDI: El intento de «Golpe» con guante blanco

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28/12/2014
Los audios conocidos como trascendidos del caso Penta, muestran muchas aristas, algunas aún no dimensionadas, otras, acreditan una descomposición política, jurídica y económica de tremendas proporciones. Lo que se pretendió por empresarios en contubernio con la derecha, fue tomarse el poder desentendiéndose de la voluntad popular.

La primera reacción al conocerse la grabación ha sido de espanto, al comprobarse cómo un grupo de empresarios utilizan el poder del dinero para corromper el mundo de la política. Igualmente ha causado repudio el que políticos que dicen actuar de cara al país y arremeten exigiendo de los demás transparencia, se hayan rendido al cohecho y hayan cometido un descarado fraude fiscal para intentar conseguir poder.

Por sus obras los conoceréis

Justamente alcanzar el poder es lo que ha convocado a estos empresarios y políticos reñidos con la moral. La cuestión es para qué y por qué. Lo segundo parece claro mirando a quienes han sido parte de este verdadero intento de golpe de Estado a la democracia. Con legítima preocupación uno a diario escucha de la gente una pregunta lacerante: ¿Para qué sirve votar si unos pocos con mucho dinero pueden comprar parlamentarios? Y ello es obra de estos sátrapas de pacotilla.

Los empresarios involucrados muestran un currículum lleno de actos cuestionados de legalidad. Su poder económico nació al amparo de la dictadura, allí se hicieron de empresas del Estado a vil precio y abusaron del poder omnímodo para construir su imperio. No tienen ningún interés en cuidar la democracia, es más, les incomoda que las mayorías busquen mejorar su situación. Se sienten atacados y reaccionan sobornando para que otros desde el poder los protejan.

Carlos Alberto Délano y su socio Carlos Eugenio Lavín, se conocieron en el antiguo Consorcio Nacional de Seguros (CNS). Penta tiene sus orígenes con la llamada «normalización», del CNS, tras la debacle del grupo Cruzat-Larraín, y con la privatización posterior del Instituto de Seguros del Estado (ISE). Tanto el «choclo» como su «socio permanente», fueron empleados del grupo Cruzat-Larraín.

Délano y Lavín se asociaron adquiriendo un 5 por ciento del CNS. Lavín fue designado presidente del Consorcio, y Délano director. Al venderse el Consorcio a un banco norteamericano, el Banker Trust, en 1986, Lavín y Délano incluyeron sus acciones en el paquete de la venta. ¿Su ganancia por la información privilegiada? Cerca de un millón y medio de dólares de la época. Ello les permitió luego financiar la compra de un porcentaje de las acciones de AFP Cuprum, creada por los empleados de Codelco. De ahí en adelante nada los detuvo.

La calaña

El ministro de Hacienda de aquel entonces era Hernán Büchi, (actual socio de Délano en la Universidad del Desarrollo). Buchi además fue presidente del ISE entre 1985 y 1987 (fecha de su disolución). Ello importa pues en 1989, Délano y Lavín resultaron favorecidos, con la privatización del ISE, el cual era «la» empresa aseguradora del Estado de Chile, la que adquirieron en 5 millones de dólares, lejos del valor real de la institución.

«Esa privatización fue clave para la formación del grupo Penta. Se trató de un proceso oscuro que culminó en 1989, con el traspaso de esa compañía a Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, aparte de la empresa de seguros Vida», aseguró María Olivia Mönckeberg frente a la Comisión investigadora de la Cámara de Diputados, sobre las licitaciones ilegales durante la dictadura.

Las operaciones posteriores desde el Banco de Chile (nuevamente uso de información privilegiada para fines ilegales), les valieron reproches judiciales, pero también les reportaron pingües ganancias.

Luego vino la fama y el lavado de imagen. Para Délano lo fue la Teletón que dirigió por años y su amistad con Piñera lo que le valió continuar creciendo a sus negocios, pero la ambición rompió el saco, se suele decir y en este caso resultó real. No conformes con sus ganancias derivadas de las operaciones de sus empresas e inversiones, optaron por robar al fisco, a todos los chilenos, mediante fraude tributario. ¡Si se dan el lujo de mofarse en la grabación de haber engañado las empresas auditoras ocultando las malversaciones habidas en las empresas Penta.

Piñera en televisión se ufanó de la «integridad» de su amigo Délano y lo defendió a brazo partir, a pesar de las evidencias de los ilícitos. La amistad debe ser incondicional, pero también honesta, ser amigos no es ser «cómplice pasivo» y encubrir lo impropio. Pero claro, estos comportamientos también se le han imputado en su vida empresarial al mismo Piñera, como los casos del banco Talca y Bancard, entre otros.

Asociación ilícita

Eso es realmente lo que han constituido empresarios actuando como mecenas al margen de la ley y políticos de derecha que reciben dineros ilegales. ¿A cambio de qué? Es la pregunta que fluye en la mente de la gente. ¿De nada? Claramente no. Amor con amor se paga y, en este caso, es el amor al dinero que se paga con apoyos o defensa de los intereses de los empresarios financistas. Suena duro, pero los hechos lo acreditan, La UDI se opone a cualquier reforma que ataque o toque a empresarios o sus intereses. Se opone a eliminar el lucro o a cambiar las condiciones de inequidad que viven grandes sectores sociales en nuestro país.

La Reforma Tributaria desató fuertes presiones empresariales que en lo político canalizó la UDI, la Educacional generó una verdadera campaña del terror y la Laboral abrió ataques de histeria en la derecha y un grupo de dueños de grandes empresas que se resisten a perder sus privilegios frente a los trabajadores. No trepidan en nada, como lo demostró el último fragmento dado a conocer de la grabación de Lavín y Bravo. Incluso se confabulan para atacar al fiscal Carlos Gajardo a cargo y evitar así que adelante las investigaciones en su contra. ¿Qué pretenden esconder? ¿Cuánto más falta por saber?

¿Qué hay detrás de los fragmentos de grabaciones que la ciudadanía ha ido conociendo gota a gota, como si alguien buscara fijar una estrategia con las entregas parciales y cada vez más escandalosas de transcripciones de la conversación entre Carlos Lavín y Hugo Bravo, en ese momento (septiembre 7), buenos amigos y partner en los desaguisados?

¿Por qué no se han entregado de manera íntegra, si como se sabe, la duración de la cinta dura mucho más que lo que se ha conocido hasta hoy? ¿Quién define el criterio de lo que se dará a conocer cada vez? Esas y muchas otras interrogantes están lejos de tener aún una respuesta, generando incertidumbre acerca de la verdadera intención de quienes filtran esa información y los alcances que ella pueda llegar a tener.

Caiga quien caiga

Recurrida frase que en nuestro país no posee mucho asidero. Pedófilos que se pasean libres a pesar de la gravedad de sus delitos, personas que en estado de ebriedad mataron a otros y no les salió «ni por curados», terminando libres de responsabilidad penal, demuestran que no cae cualquiera. Afirmaciones de fiscales que irresponsablemente le bajan el perfil a estos delitos en contra de la Fe Pública de financiamiento ilegal a políticos y fraude al Fisco, auguran pocas esperanzas de justicia.

Es más, se está preparando una reforma legislativa que aminoraría las penas en contra de quienes cometan atentados financieros consistentes con lavado de dinero, modificándose así la Ley 19.913. Justamente esas rebajas beneficiarían a los autores de los atentados fraudulentos del Caso Penta, entre otros. Las penas en muchos casos se rebajarían aplicando una antojadiza fórmula de no exceder de la pena mayor que la ley asigna al autor del crimen o simple delito del cual provienen los bienes objeto del ilícito.

En otras palabras, accedería a bajar de 5 a 3 años el mínimo de una condena y con eso se permitiría a los Délano y demases a poder optar a un acuerdo con la fiscalía que les facultara a evitar la cárcel, y aún más a evitar que se «manchen» sus papeles, desapareciendo el delito después de un par de años sin nuevas querellas en su contra. La justicia no es igual para todos, es la sensación amarga que queda tras los casos del cura O´Reilly o de Martín Larraín, entre otros.

Empoderados… ¿para qué?

Mucho se escucha y lee en los medios que la sociedad chilena se ha ido «empoderando». Se suele decir que una sociedad se «empodera», cuando aumenta la fortaleza espiritual, política, social o económica de las personas y sus organizaciones, para impulsar cambios positivos de las situaciones en que viven. Eso apareció en las movilizaciones estudiantiles de hace un año o en las marchas pro ecológicas en distintos lugares del país. También en gestas locales como Freirina y otros.

Sin embargo, frente a los escándalos políticos que nos sometió la derecha este 2014 no ha aparecido signo alguno de empoderamiento social. Es más fácil la mirada lejana y el comentario fácil de que «son todos iguales». Sin embargo, esos políticos que han renunciado y traicionado su compromiso de respetar y propender al bien común, no pueden quedar impunes. En democracia quien aplica el castigo es cada elector y las armas son la urna y el voto. Pero eso en su dimensión ética. En la jurídica son los tribunales los llamados a hacer justicia.

Durante años vimos tribunales obsecuentes con el dictador y que no solo nada hicieron sino que además en ciertos casos justificaron lo injustificable. Aisladas muestras de valentía (léase cumplir con su deber, que ya es ser valiente) de jueces permitieron mantener viva la esperanza de verdad, justicia y reparación. Hoy, algo se ha avanzado, a tropezones, pero se avanza.

Es ahora o…

En el caso del contubernio de políticos de derecha y empresarios, la justicia se juega más de lo que imagina. Se juega la fe de un pueblo, la esencia del sistema democrático, en que un voto es igual a otro y no unos pocos pueden comprar parlamentarios. En resumen, lo que se juega es la estabilidad de nuestra democracia. Igual responsabilidad tenemos todos quienes contamos con las herramientas en cada elección. No es posible elegir a quienes intentan abortar los procesos de cambios que buscan mejorar las condiciones de vida de la gente.

Podemos tener miradas distintas como país, es válido. Más aún, nadie es poseedor exclusivo y excluyente de la verdad o la razón, es cierto, sin embargo hay ciertos límites a la diversidad y uno de ellos es respetar las normas básicas que nos permiten estar bajo un mismo techo. Cada persona un voto y cada voto igual a otro, es uno de los principios elementales que construyen nuestra estabilidad.

Nadie tiene derecho a colapsar o coartar los sueños del pueblo mediante el vil cohecho. Quienes lo han hecho deben ser sancionados de manera ejemplar. Esto es válido hoy para la UDI, pero lo es también mañana para cualquiera que pueda aparecer implicado en estos u otros intentos de desestabilizar el sistema. La Democracia, es un bien que mucho nos ha costado como país construir. Si el pueblo deja de creer en ella, las aventuras de crueles minorías nos pueden costar muy caro.

*Fuente: Cambio 21

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1 Comentario

  1. Eduardo Castro

    Una acotación, en Chile no existe la democracia, jamas se ha recuperado, al actual sistema llamenlo como quieran, menos democracia. En cuanto al caso penta solo es la punta del iceberg, tanto la alianza como la concerta están coludidos con la oligarquía empresarial y las transnacionales para mantener el statu quo legado por la dictadura.

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