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Ricardo Ezzati denuncia ante el Vaticano a tres ejemplares sacerdotes chilenos

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13 de octubre de 2014

Los padres José Aldunate, Mariano Puga y Felipe Berríos son queridos, respetados y tienen credibilidad antes la opinión pública…

La primavera todavía se resiste a llegar en algunos rincones de la Iglesia. Y entre algunos prelados. Eso parece tras conocerse que el controvertido cardenal de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati Andrello, ha enviado sendos informes a la Congregación para la Doctrina de la Fe para «examinar» a tres ejemplares e históricos sacerdotes chilenos: José Aldunate, Mariano Puga y Felipe Berríos, críticos con algunas actitudes del todo reprochables de la Iglesia institucional y con una importante presencia mediática creible especialmente entre los jóvenes chilenos.

A principios de septiembre, Ricardo Ezzati tuvo una reunión de trabajo con los representantes de la Vicaría Zona Norte para analizar la trayectoria de la iglesia, extraña oportunidad en la que sacó a luz un debate que se llevaba de manera soterrada en alguna autoridades religiosas: la preocupación que existiría en la cúpula de la iglesia chilena frente a algunas posiciones adoptadas -y difundidas a través de los medios- por los tres sacerdotes hoy cuestionados por el cardenal salesiano..

En los últimos cinco meses, los tres sacerdotes han realizado una profunda crítica a algunos aspectos de la iglesia, desde el rol del clero frente a la reforma educativa del Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, la negativa a debatir sobre el aborto y la postura frente al matrimonio homosexual.

«La iglesia, en vez de ser la que destruía el concepto de clases, lo fortaleció: colegio para los pobres, otros para los indígenas, otros para la clase alta», fueron las palabras Mariano Puga, conocido como «el cura obrero», en junio de este año según recordó el diario La Tercera.

Dos meses después de esto, Aldunate, de 97 años, reconocido por haber sido un férreo defensor de los derechos humanos durante la dictadura, se declaró a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, para lo que argumentó que «el homosexual tiene derecho a amar y compartir su vida con otra persona» y que «la iglesia es anticuada».

Ambos religiosos se unieron sin querer a las posturas adoptadas por Berríos, quién desde su regreso a Chile ha mantenido un discurso crítico sobre el clasismo, la reforma educacional, la construcción de hospitales top en sectores acomodados en perjuicio de las zonas populares y el conflicto mapuche, entre otras cosas.

Las intervenciones públicas de los tres respetados sacerdotes fueron recopiladas por el Arzobispado, que tras la preocupación manifestada por Ezzati tomó la decisión de enviar los antecedentes al Vaticano (Congregación para la doctrina de la Fe) y pedir por esa vía una definición de la Santa Sede sobre las posiciones que han adoptado los religiosos que desde hace años dan tetimonio a favor de los más pobres, excluidos y jóvenes en situación de riesgo social.

«No soy muy querido en ciertos sectores de la Iglesia Católica chilena. No hay que ser sabio para darse cuenta», dijo Felipe Berríos hace unos días.

Días después de la reunión de Ezzati, Mariano Puga fue informado por medio de otro sacerdote de las palabras del cardenal y de la serie de referencias a sus declaraciones. En ese momento los religiosos tomaron la decisión de escribir un correo a nombre de los tres al Nuncio apostólico, Ivo Scapolo, para solicitar una audiencia y aclarar su situación.

La respuesta llegó al día siguiente, en un correo de cuatro párrafos, en el que Scapolo confirmó que los tres eran parte de una investigación por una serie de antecedentes enviados al Vaticano para su revisión.

El nuncio también respondió a la petición de la audiencia, argumentando que sólo una vez que llegue la resolución al Vaticano, y en forma personal, el Nuncio estaba disponible para conversar la situación.

El padre Felipe Berríos está a la espera que el arzobispado le designe algún destino para retomar funciones tras su regreso al país. Aún no tiene un lugar fijo. En la misma situación está Mariano Puga, quien espera instrucciones de la Iglesia para ver desde donde seguirá su labor Misionera.

Desde revista Reflexión y Liberación, manifestamos nuestra total oposición a la actitud tomada por el arzobispo de Santiago, nos parece equivocada y desproporcionada. Además, él no conversó con los tres sacerdotes antes de envíar el dossier a la Congregación para la doctrina de la Fe, demostrando su distancia a crear un diálogo fraterno y sincero con su Clero. Ante estos hechos se debe cumplir el sabio precepto expuesto en el Concilio Vaticano II sobre el «derecho a la libertad de palabra en la Iglesia…», más aún en materias de carácter opinable.

Punto aparte son los constantes desaciertos del pastor en variadas materias que han sido públicas, por lo que le resta credibilidad y autoridad moral para pretender iniciar un proceso que culmine o con una condena vaticana o una amostación a los tres sacerdotes de la arquidiócesis de Santiago. Finalmente compartimos este texto de Miqueas 6,8 que retrata evangélicamente lo que ha sido la vida y testimonio de los padres José Aldunate, Mariano Puga y Felipe Berríos.

«Obra justamente, Ama tiernamente, Anda humildemente»

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*Fuente: Reflexión y Liberación

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