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El viejo plan del gobierno: desmovilizar al pueblo y no dejarlo participar en las discusiones para solucionar los problemas

El viejo plan del gobierno: desmovilizar al pueblo y no dejarlo participar en las discusiones para solucionar los problemas
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Este artículo del Dr. Patricio Cid en El Ciudadano tiene varios méritos: el mayor es el que considera acciones y organización participativas a niveles locales y en todos los sectores de la sociedad civil: en los frentes laborales, estudiantiles, de trabajadores, pobladores, pescadores y comunidades de todo orden. La desmovilización que promueve el lenguaje del gobierno, que mantiene un campo de discusión y decisiones que no es incluyente coincide con quienes esperan que este gobierno va a determinar una caída de las acciones y luchas por los derechos fundamentales. Pero eso es una opinión y un estado que no debe ocurrir. De allí que es necesaria la movilización de todos los sectores de la sociedad civil. Estos no son tiempos de inmovilización: No es un compás de espera, Se requiere participación en todos los sectores porque el país entero, a nivel popular requiere soluciones urgentes. Especialmente cuando se desmoviliza al pueblo y se nos presenta una flacas reforma tributaria que muestra que no va a resolver los grandes problemas del país y de sus pueblos.  No solo vemos que se «aplicará la reforma» sobre un período de cuatro años sino que van a rebajar los impuestos de los con más altos ingresos.  Se viene más de lo mismo, es decir, el gobierno ya plantea la desmovilización ciudadano y van a hacer las promesas «en la medida de lo posible». No son soluciones reales. Mantienen el poder económico intacto… entonces, ¿cómo pueden pretender que sean estas SOLUCIONES para problemas tan serios y que mantuvieron movilizado a los más amplios sectores de la sociedad civil y de los pueblos indígenas?

 

Tomar un camino creativo por parte de todos los pueblos permitirá mantener la alta movilización que mostró preferir participar en las luchas que resuelvan sus luchas y no en volver a la inmovilidad que promovieron todos los gobiernos post-Pinochet. Gobiernos que siempre mantuvieron la represión como argumento disuasivo intocable e incambiable. La desmovilización social se vuelve a mostrar como un objetivo real en «la nueva estrategia» de la ex-Concertación.

Las fuerzas que se nombran en Todos Somos Asamblea están vivas y y deben ser consideradas como las que obviamente van a mantener sus luchas por sus derechos. Es obvio que esas luchas están siendo frenadas por el lenguaje ambiguo y la intención de mantener las instancias de decisiones entre cuatro paredes. Por ello la discusión que propone el gobierno es ambigua y no nos lleva a una nueva Constitución genuinamente democrática. Esa Constitución saldré solamente de la verdadera y democrática participación y no de instancias encerradas en un Parlamento y con»autoridades»que fueron generadas en un gobierno elegido por menos del 26% del electorado potencial.
Cuando el sector político-administrativo oficial defiende ese proceso hoy llamado por ellos «la democracia», se pone del mismo lado que el sector de control económico y que también ha dirigido las demandas represivas. En ese sentido el pueblo, mediante sus organizaciones,al promover sus derechos y luchar por ellas, puede asegurar también una Constitución legítima, democrática: una que saldrá de la participación popular, una verdadera Asamblea Constituyente.

El enfoque de «ablandar e impedir una verdadera constitución democrática, una «reforma tributaria» que no tiene gusto a nada, lenta e ineficiente (no considera la recuperación del cobre y mineras, no impone, al contrario permite una rebaja de impuestos a los sectores sobre 6 millones de pesos de ingreso mensual. Las necesidades urgentes no se van a resolver en ese contexto, los salarios mínimos no son parte de la reforma tributaria, el IVA -el impuesto más regresivo de todos que grava a los sectores populares en forma inmoral en un país tan desigual como Chile- continúa intacto. Las ISAPRES ya han anunciado un aumento muy alto de sus tarifas, mientras que las AFP se preparan para bajar las pensiones de por sí bajas para el futuro inmediato. Y que diferente es la cobertura en salud y pensiones que tienen las fuerzas armadas cuando miramos a las de los sectores populares que, en un 70%, viven con salarios modestos que nunca consiguen acercarse a resolver sus problemas de la vida cotidiana.

A ver si esta vez Tocopilla que tuvo un violento terremoto en el primer gobierno Bachelet encuentra alguna forma de completar la reconstrucción que entonces no se les entregó. Faltó otro terremoto para que se le ponga en la lista.

El conjunto de la acción política de la Nueva Mayoría parece dirigirse a mantener el modelo de altísima exportación de recursos naturales que junto con aumentar las enormes ganancias de los sectores más destructores del medio ambiente. Ellos son los que deja un enorme daño ecológico, piensan que sus fortunas merecen venderle madera, minerales a todo el mundo, dejando el hoyo y permitiéndoles «el derecho de su democracia» de duplicar sus fortunas cada un pequeño número de años. Y así vemos que se pierde el agua potable y la de ríos, lagos y agua subterránea, que no solo desaparece sino que se la intoxica y se la hace inutilizable.  El desarrollo futuro del país está bloqueado para las grandes comunidades del país. Tampoco hay un proyecto significativo de para el desarrollo laboral. Seguiremos siendo un país amarrado, jibarizado, sin establecer mecanismos claros para resolver los graves problemas nacionales y la no resolución de los derechos humanos más fundamentales.

No se ve del lado oficial un proceso que incluya a los sectores populares que han sido marginados del desarrollo. Tampoco se establece con celeridad procesos de justicia, recuperación de la tierra y de proyectos que permitan al pueblo chileno salir de la extrema pobreza y de la extrema represión que se le impone y no parece estar en los planes actuales (salvo algunas declaraciones sin la acción correspondiente) para el pueblo Mapuche.

Pocos cambios y nada significativo, lentitud de caracoles y mantención del modelo económico destructivo del país, sin abrir un futuro para trabajadores, para sectores de pescadores, comunidades que tengan derecho al agua y una educación que ahora se haga democrática y a programas de salud eficientes.

Los lineamientos de Todos somos Asamblea es una forma de mantener y mejorar la búsqueda de un país fraterno, que cambie el modelo de lucro, mercenario y que sigue aumentando las fortunas de magnates y de la inversión abusiva desde fuera del país.
Todo esto augura que el pueblo chileno tendrá que seguir en sus trincheras por sus derechos y necesidades fundamentales. 

La desmovilización que se plantea, «para que los dejen gobernar», será una de las tareas más importantes que debe platearse el pueblo, todos los pueblos de este país. Cuidado con el aumento de la obediencia que se viene, especialmente cuando no se oye una palabra en el terreno práctico de terminar con la represión.

Fuente: El Ciudadano

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