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Masoquismo politico ratifica el sistema y hace presidenta a Bachelet

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El resultado de la primera vuelta de la elección presidencial ha dejado claro que Michelle Bachellet será la próxima presidenta de Chile y que la segunda vuelta no hará más que ratificarlo.
En un artículo anterior dijimos que en esta elección la abstención no sería inferior al 40 % del padrón electoral. No nos equivocamos, pero nos quedamos cortos en nuestra apreciación, pues en realidad los ciudadanos ausentes de las urnas superaron ligeramente el 50%. Lo que viene a significar que el 46% de preferencias obtenidas por Michelle Bachelet sobre un total de 6 millones 575 mil votos válidamente emitidos, corresponden apenas al 22% del padrón de 13 millones 573 mil electores. En el caso de Matthei su 25% de votación tiene un valor real de 12%
Lo cual nos dice que la representatividad  ciudadana de ambas candidaturas alcanza niveles de precariedad claramente antidemocráticos. Respecto de la segunda vuelta es un criterio generalizado de que en ésta la participación ciudadana será aún menor que en la primera, pues la mayor parte de quienes votaron por los candidatos perdedores, son opositores al sistema y a las dos candidatas finalistas que lo representan. Aún así, una parte limitada de esta votación será traspasada a ambas candidaturas, aunque preferentemente a Bachelet. Pensamos que aunque así fuere, difícilmente ambas candidatas podrían superar un total de 5 millones 550 mil votos entre ambas. Y que, aunque Bachelet lograra empinarse hasta el 65% de los sufragios emitidos ello no representaría más allá del 27 % del padrón nacional. Lo cual seguirá siendo  -representativamente- tan precario como antes, tratándose de una elección presidencial.
La esquiva conciencia política
No nos referiremos en esta ocasión a las significaciones políticas, sociales y éticas involucradas en este inadmisible ejemplo de ilegitimidad democrática. Pero sí al gigantesco  ejemplo de desidia soberana individual protagonizado por el abstencionismo. Nuestras estimaciones pretenden reflexionar acerca de los efectos inesperados que ciertas acciones  individuales pueden pueden tener en el orden colectivo. Es lo que ocurre con esta enorme abstención electoral. Nada menos que 6 millones 880 mil ciudadanos decidieron quedarse en casa mirando hacia la pared, como si el evento eleccionario nada tuviera que ver con sus vidas o prefirieron creer que abstenerse era la forma más efectiva de demostrar su desprecio y protesta contra el sistema político que nos rige. Craso error motivacional. Grave error de razonamiento.
El sistema político autoritario, segregacionista  e ilegítimo que rechazamos fue instalado en el país por la fuerza de las armas y del crimen. Eso está claro. Pero el sistema ha sido modificado gracias a la fuerza política de la sociedad y nuevas normas, cercanas a la democracia, rigen la vida nacional. Su modificación y su perfeccionamiento ya no dependen de la existencia de una fuerza armada contraria, sino de la utilización inteligente y racional de los recursos sociales, políticos, culturales y legales existentes. La única munición necesaria para el cambio, es la existencia de una conciencia política ética y racional en todos y cada uno de los miembros de la sociedad.
Es esa conciencia la que despierta y ha estado presente en la lucha de los estudiantes, en la de las organizaciones regionales de protesta, en las movilizaciones sindicales y ahora, en cada una de las candidaturas presidenciales que impugnan el sistema. Sus lugares de expresión son la calle, las redes sociales, la creación cultural y las elecciones nacionales de todo tipo. Si el sistema político que nos oprime y nos aplasta sigue existiendo, es nada más porque esa conciencia política no alcanza todavía los niveles de extensión y profundidad necesarios para activar su reemplazo. Los resultados derivados de la voluminosa abstención que comentamos, son una rotunda prueba de lo que decimos.
Absurda abstención
La primera vuelta electoral ofreció a los 13 millones 573 mil ciudadanos electores del país la oportunidad de modificar radicalmente la suerte política del país, si no hubiera existido el déficit de conciencia ciudadana y política al que aludimos. Un verdadero abanico de candidaturas, tanto a favor del sistema como en contra de éste, eran testimonio tanto de la dispersión política y social reinante como de las debilidades de la conciencia política nacional. Tal debilidad fue luego plenamente reforzada por el hecho de que 6 millones 681 mil ciudadanos optaron por no concurrir a votar. Pensamos que muchos lo hicieron por diversos motivos ajenos a la política, pero la gran masa lo hizo motivada en un rechazo total al sistema, el cual debía incluír necesariamente el propio acto eleccionario y a todas las candidaturas opcionales, incluída la carta fuerte de la elección, Michelle Bachelet.
Concretada la elección, nos encontramos con que Bachelet ha resultado triunfante no sólo gracias a los 3 millones 069 mil votos emitidos por sus adherentes, sino, principalmente, ¡gracias a la abstención de 6 millones 681 mil ciudadanos, que no la querían de presidenta! Lo cual puede parecer un mal chiste gratuito, pero es la pura verdad. Las matemáticas no mienten, dicen. Por otra parte, debemos pensar que si sólo un parte mayoritaria del conglomerado abstencionista  hubiera decidido dar sus votos a cualquiera de los candidatos impugnadores del sistema, no sólo la candidatura Bachelet se hubiera ido al carajo, sino también todo el oprobioso sistema político pinochetista, al cual los abstencionistas dicen oponerse.
No pretendemos afirmar que realizar lo señalado fuera una cuestión así de simple y que no involucrara previamente una serie de otros procesos, pero reducir sus efectos a términos matemáticos permite comprender lo substancial del asunto.
En resumen, la abstención ha contribuído de manera efectiva a concretar dos efectos irrefutables: primero, la ratificación del sistema político y segundo, la elección de Michelle Bachelet como presidenta.
Masoquismo político
En un artículo anterior (“Dos opciones antisistema…”) nos hemos referido a las motivaciones y a los argumentos que explican la actitud abstencionista, centrada ésta en su oposición al sistema y a las candidaturas opcionales tanto gobiernistas como opositoras. Y también hemos señalado los factores sociales, políticos e históricos que inciden en ella. Sin embargo difícilmente encontraríamos razones que la justifiquen.
A la luz de los resultados de la elección, contradictorios con los deseos abstencionistas, el mantenimiento del sistema y la elección de un gobierno indeseado, no son otra cosa que el efecto bumerang de un acto carente de raciocinio e inteligencia, por mucho que pueda ser comprensible desde un punto de vista emocional. Este hecho no nos permite eludir la conclusión de que la abstención ejercida por el 50% de la población electoral ha resultado ser un elecuente ejemplo de masoquismo político colectivo sin sentido alguno. Un masoquismo que ayuda a la edificación de resultados del todo ajenos a lo que se desea expresar y a la mantención y fortalecimiento de condiciones sociales y políticas adversas para la ciudadanía y el país. Y que desde ese momento contribuye a restar autoridad moral a toda crítica dirigida en contra del sistema por los ciudadanos abstencionistas y a cualquier queja sobre las adversas condiciones de vida que pudiera afectarles.
Las consecuencias que comentamos dejan en evidencia lo absurdo e irracional que es abandonar el campo de batalla sin ofrecer resistencia y dejar éste gratuitamente al predominio del adversario, teniendo incluso garantías de plena superioridad sobre éste. Y sabiendo que tampoco existe otro campo de batalla. La conciencia de la propia soberanía política y la formación cívica de nuestros compatriotas tiene todavía mucho camino que recorrer. Los abstencionistas creen actuar con plena libertad de conciencia y albedrío, incluso cuando abandonan el campo de batalla, pero desgraciadamente, no es así. Los sentimientos antipolítica juegan un importante rol en esto.
La antipolítica al servicio del poder
Es necesario considerar que el sentimiento antipolítica que surge “espontáneamente” en los ciudadanos a consecuencias de décadas de frustraciónes de todo tipo, no tiene causas naturales o casuales. La creación de dicho sentimiento es parte importante de los mecanismos de dominación que el sistema pone en juego para dificultar e impedir en los ciudadanos su  concientización y su actividad política. El sistema de dominación impuesto por las armas y por la Constitución pinochetista, fue diseñado magistralmente para apartar al ciudadano/a común de la política y para constreñir su eventual participación a los límites de una pequeña élite que  resguardara la estructura de poder y que aún, siendo de signo político diferente, pudiera ser absorbida por el sistema (Concertacion). Cuanto menos sean los ciudadanos con conciencia política y cuanto menos sean aquellos  que toman parte en cualquier tipo de actividad con significación política (sufragar, sindicalizarse, organizarse colectivamente) tanto más fácil se hará la hegemonía de quienes ejercen el poder. Consecuentemente, el comportamiento antipolítica más que expresar una reacción contestataria implica una adaptación a los mecanismos de sometimiento planificados por el poder. Por tanto, los únicos favorecidos con las actitudes antipolítica son los dueños del poder, nunca los que adoptan estas actitudes como propias.
Las masivas abstenciones de las últimas elecciones están comenzando a atraer la atención general y a despertar interrogantes acerca de sus causas. Sin pensarlo demasiado, se las asocia de inmediato con el carácter voluntario del sufragio, lo cual no puede calificarse de otro modo que “irse por las ramas” del asunto. La existencia o ausencia de la abstención electoral está ligada primeramente al nivel de conciencia del individuo como sujeto político; luego, a las motivaciones personales que pudieran incitar o no su participación política y enseguida a su nivel de educación o formación cívica. En el Chile de hoy todos aspectos están afectos a diferentes grados de precariedad como consecuencia de la realidad política y social imperante en los últimos 40 años de la vida nacional. Por tanto, no es un problema que pueda ser resuelto de la noche a la mañana, sino únicamente por la participación cada vez más plena en la vida democrática del país.
Desgraciadamente, los chilenos que aspiran a la construcción de una nueva realidad social, política y económica en el país, perdieron esta vez la oportunidad que les daba la primera vuelta de esta elección para avanzar en dicha dirección. Teóricamente, existió en ella la posibilidad no sólo de ganar un gobierno para el cambio, sino incluso de haber arrasado con el sistema de opresión y expoliación vigente. Se necesitan para ello nuevos niveles de conciencia política individual,  de organización colectiva, de unidad programática. Confiemos en que llegará el tiempo para ello. §

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5 Comentarios

  1. Mario Cépedes

    Mire, Don Elías Vera Alvarez, de ANALISIS, usted que es inteligente y tiene
    conciencia política debería reflexionar antes de insultar a la mitad del electorado
    de su país.
    A usted, Don Elías, que le gustan las matemáticas (elementales) debería parecerle que explicarse los resultados electorales que no le gustan diciendoque una característica tan generalizada en Homo sapiens como es la inteligencia (Estudios científicos dicen que solo 1% de los seres humanos presentan un cuociente intelectual inferior al normal) , y con respecto a un tema tan importante como son los Derechos Humanos, está ausente, o es insuficiente, en un elector chileno sobre dos, es adoptar una solución MUY poco probable estadísticamente (y entonces matemáticamente, Don Elías).
    Como algo le dice que no basta decir que la mitad de los electores chilenos son subdotados, usted tuvo la idea de agregar que no tienen «conciencia política». ¿Que es la conciencia política, Don Elias?
    El Glosario de Conceptos Políticos Usuales dice que « Conciencia política es el procesamiento de la información para armar una visión de la situación global, para su análisis y toma de decisiones »
    Y agrega que este procesamiento « tiene un costo monetario, en personal, en instalaciones tangibles, en compra de información », « en tiempo, para el procesamiento y presentación de tal cúmulo de informaciones »
    Y, en fin, que « Todo sistema político complejo debe encontrar un equilibrio entre dos riesgos: quedar cegado por una información superficial o ahogado por el exceso de detalles »
    La prudencia (que es parte de la inteligencia, Don Elías) debería haberlo hecho pensar que un efecto que se observa en 50% de una población y que, como hemos visto, no puede ser la falta de inteligencia, debe tener uno o algunos factores explicativos comunes.
    Quizás usted no ha tenido la oportunidad de vivir, aunque sea unos días, en La Bandera o en La Pincoya o en La Victoria o en Navidad o en Litueche o en Collipulli o en Codpa o en Taitao…
    Si usted lo hubiera hecho, Don Elías, usted habría visto probablemente que una proporción considerable de los abstencionistas no tuvieron los elementos necesarios para efectuar el
    « procesamiento de la información para armar una visión de la situación global, para su análisis y toma de decisiones », ni los medios ni el tiempo necesario porque después de cada jornada agotadora de trabajo y de transporte, MUY mal remunerada, llegan a su « casa » con hambre y con ganas de hacer en fin algo que les guste, encienden la tele y entre mil y una publicidad ven pasar 9 candidatos a presidente, es decir 9 veces a una denominada MB, 8 veces a una EM…..y 1 vez y no todos los días a Mercedes Miranda. Que a varios de ellos les oyen y ven decir cosas aparentemente en su favor, sin comprender bien por qué :
    – todos los que se dicen de izquierda no se pusieron de acuerdo para presentar un solo candidato ?
    – una candidata que se dice « socialista » se presenta rodeada de no socialistas ?
    – dijo que no habría Asamblea Constituyente ?
    – el embajador del único país que usó la bomba atómica (UPUBA) dijo que ella era « su » candidata ?
    – por qué bajo su mandato precedente la ley antiterrorista de Pinochet fue aplicada contra los mapuche por primera vez ?
    La gran mayoría sabe que él y el pais estan siendo explotados por una extrema minoria que tiene a su favor su dinero, su cohesión de supervivencia, sus medios de comunicación, la
    constitución ilegítima, las fuerzas armadas y el UPUBA. Que qualquiera sea el resultado, la votación no combiará en tiempo útil para él nada substancial. Que la concertación con sus apitutados seguirán gobernando el pais, regalando el cobre y vendiendo la salud y la educación a quienes puedan pagarlas. Que no se obtendrán los 3/5 necesarios según la « constitución » para cambiar su nivel de vida.
    Entonces, ¿por quién votar ? y finalmente ¿para qué votar ?
    ¿Es eso falta de inteligencia y/o de conciencia política ? No estoy seguro como usted, Don Elías. Estaría más de acuerdo con usted si hubiera habido UN candidato de IZQUIERDA que
    tuviera en su programa la Asamblea Constituyente, la educación y la salud gratuitas y de calidad, el derecho a una jubilación humana, la nacionalización de todas nuestras riquezas básicas y un proyecto de desarrollo sustentable ecológicamente.
    Si ese fuera el caso No habría una abstención de 50%.
    Pero los inteligentes y con conciencia politica no fueron capaces de presentar UN candidato con estas características. Prefirieron aprovechar la situación actual y presentar sus propias candidaturas y ver si obtenían puestos bien remunerados. ¿Los 6 y tantos millones de abstencionistas deberían haberles ayudado a esto ? ¿Cree usted ?

    1. Elias Vera Alvarez

      Elías Vera Alvarez dice:
      Estimado Sr. Céspedes:
      Que usted se exprese rebatiendo este artículo, me parece muchísimo más
      valioso que la indiferencia de millones de abstencionistas en la cuestionada elección. Gracias por ello. Por otra parte, debo decirle que todo lo que usted intenta formular, está contenido claramente en los dos artículos míos referidos a la abstención. El gran
      problema del Chile actual es la ausencia de un gran movimiento nacional
      expresivo de la voluntad de cambio. Ante esa realidad, la elección presidencial
      –como instancia de opinión ciudadana – ofrecía para los opositores al sistema
      una oportunidad única para expresar dicha voluntad y para avanzar en la
      perspectiva de dar lugar a esa movilización nacional. Ello implicaba dos
      alternativas: 1) Votar masivamente AC (Asamblea Constituyente); 2) Votar
      masivamente por cualquiera de los candidatos impugnadores del sistema,
      cuestionables o no cuestionables. (En este último caso, imagínese usted por un
      momento lo que habría significado para el país saber que el sistema político
      que la mayoría ciudadana rechaza, hubiera tenido una fecha clara y definitiva de término, esto es marzo de 2014). Nada de eso ocurrió y la causa de ello, está precisamente en que millones de nuestros compatriotas prefirieron –de acuerdo a su propia conciencia y voluntad- abandonar el campo de batalla antes de disparar un sólo tiro, siquiera para intentar modificar – no las reglas de la batalla- sino las de la guerra larga. El resultado indeseado, pero lógico y matemático, ha sido la bendición del sistema y la re-instalación de Bachelet al frente de éste, lo cual no es una interpretación antojadiza, sino un hecho concreto y real. Y usted, amigo mío, se enoja conmigo por señalar a la masa ciudadana responsable del desaguisado y no con ésta. Me parece raro, pero está usted en su derecho. Como yo lo estoy en el mío al condenarlo (al desaguisado digo).

  2. Mario Cépedes

    Don Elias,
    Que usted, un articulista, me conteste, un simple comentarista de los cientos que tiene piensaChile es ya algo positivo que resulta de estas lamentables elecciones.
    No estoy de acuerdo con el análisis que usted intenta hacer diciendo que el 50 y más % de los electores son poco inteligentes, no tienen conciencia política y ahora agrega que son
    indiferentes. El problema y la causa de la abstención no es esa ni se debe a los electores abstencionistas o no.
    Usted confunde una persona que se niega a comer porque la comida que le proponen es de mala calidad y esta mal prepararada y mal presentada, como suele ocurrir en las carceles de todo el mundo (salvo aquéllas de los «presos» privilegiados) con otra persona que no come una comida normal porque no tiene apetito, caso frecuente en personas enfermas.
    Seis y más millones de trabajadores chilenos (supongo que usted sabe que la abstención de Las Condes y de Vitacura fue muy inferior a aquélla de La Victoria y de La Pincoya) decidieron activamente no votar porque los dirigentes politicos no les presentaron un candidato de izquierda con un programa «expresivo de la voluntad de cambio». Estan
    entonces en el caso del preso que se niega a comer la comida de la carcel. Usted dice que no comen porque no tienen apetito, porque son indiferentes, como el paciente inapetente.
    Es importante hacer bien la diferencia porque la solucion es diferente. La inmensa mayoria del electorado chileno no necesita cursos de Educacion política para desarrollar su conciencia política y motivar su participación en las elecciones.
    Usted no necesita escribir sus artículos para convencer de que es urgente un cambio profundo en Chile a los padres de familia que no logran terminar el mes con lo que ganan ni a los hijos que no pueden estudiar porque no tienen como pagar los estudios ni aceptan
    endeudarse a vida sin saber los resultados, ni a los jubilados que si tuvieran que vivir con su jubilación les alcanzaría para comer hasta el 15 de cada mes y que no pueden pagar las prestaciones de salud que necesitan. Todos ellos están completamente convencidos, Don Elias.
    La enorme mayoria de los 6 millones y tanto que no fueron a votar no están enfermos y sin apetito !
    Usted se equivoca al decir « la masa ciudadana responsable del desaguisado »
    El problema es otro y por lo tanto la solución es otra.
    Es necesario convencer a los verdaderos dirigentes socialistas que no están en el comando de MB, a los dirigentes comunistas, a MEO y los suyos, a Claude y los suyos, a Roxana y los
    suyos y a Sfeir y los suyos que es la hora de tragarse su individualismo, de pensar en los padres, los jóvenes y los jubilados de nuestro pueblo y de unirse para presentar un solo candidato y un solo programa cuyo objetivo principal sea mejorar la calidad de vida de la mayoria de los trabajadores-consumidores-pagadores chilenos.
    Usted que sabe escribir artículos, Don Elias, escriba por favor no dos sino todos los artículos que sean necesarios para convencer a estas mini-cúpulas responsables de este desaguisado que su preocupación no debe ser ¿como me coloco lo mejor posible en la
    situacion actual ? sino ¿como me uno a todos los otros que fundamentalmente buscan lo mismo que yo, para luchar juntos por una vida satisfactoria para los trabajadores -consumidores-pagadores de Chile ?
    ¿Como apoyo el movimiento de los estudiantes universitarios y secundarios y de algunos grupos de trabajadores que nos estan mostrando el camino ?
    Ya sé que es mas facil decirle a una masa, que no escribe artículos, que son poco inteligentes, que no tienen conciencia politica, que son indiferentes y que son responsables de todo lo malo desde el pecado original hasta las elecciones del 17 de Noviembre.
    Pero a veces es indispensable, aunque sea más dificil y más comprometedor, preparar un apetitoso plato bien presentado. Si esto se hiciera, usted vería, Don Elias, que los indiferentes inapetentes se acercarían numerosos a la mesa (de voto, digo, y no hablo de aquéllas del 15 de Diciembre, por supuesto).

    1. Elias Vera Alvarez

      Elias Vera Alvarez, dice:
      Mi estimado amigo: le diré que esto está resultando bastante divertido. Replicaré sólo
      porque
      me entretiene y porque podría serle útil a alguien más allá de usted.
      Sólo le aconsejaría que leyera varias veces mis artículos para que
      advirtiera que realmente no digo todo lo que usted piensa que digo.
      Uno:
      Respecto de la conciencia política que yo menciono -y que tanto le
      molesta a usted que lo haga- , es fácil entender que hay personas con
      plena conciencia política, hay otras que la tienen en menor grado y hay
      otros que no la tienen, simplemente. Parece que usted no hubiera leído
      el párrafo que transcribo: “Es esa conciencia la que despierta y ha
      estado presente en la lucha de los estudiantes, en la de las
      organizaciones regionales de protesta, en las movilizaciones sindicales y
      ahora, en cada una de las candidaturas presidenciales que impugnan el
      sistema..”. “Si el sistema político que nos oprime y nos aplasta sigue
      existiendo, es nada más porque esa conciencia política no alcanza
      todavía los niveles de extensión y profundidad necesarios para activar
      su reemplazo”. ¡En ninguna parte he negado yo la presencia de conciencia
      política en gran parte de nuestros compatriotas! Y, parece que usted
      tampoco hubiera leído lo que está bajo el subtítulo: “La
      antipolítica….”.
      Dos: En el escrito, tampoco hay
      juicio alguno sobre la inteligencia individual de las personas. Sería
      totalmente absurdo. A lo que me refiero es a que existen actos (repito:
      actos) que son más inteligentes o más racionales que otros. Y me ha
      parecido que para un opositor al sistema acudir a las urnas a votar AC
      habría sido un acto mucho
      más inteligente que quedarse en casa mirando hacia la pared. Punto final.
      Tres:
      No soy yo el que niega la conciencia política de nuestros
      ciudadanos/as, sino usted mismo, cuando dice que para solucionar el
      problema de la abstención …“Es necesario convencer a los verdaderos
      dirigentes socialistas… “ para qué? … ¡para que vengan a decirle a
      los chilenos lo que tienen que hacer! Pretenderlo, me parece una falta
      de respeto para éstos. Todo lo contrario, amigo mío. Creo que los
      chilenos opositores no necesitarán en absoluto de las directrices de
      dirigentes y políticos supuestamente socialistas para que los orienten y
      organicen. Lo harán ellos mismos en el momento oportuno, del mismo modo
      como lo han hecho los estudiantes, las regiones, los sindicatos. No
      existen mesías que puedan sustituir la conciencia política soberana del
      pueblo.
      Cuatro: Por mucho que usted lo pretenda
      Sr. Céspedes, no hay nada que pueda excusar a nadie de su propia
      responsabilidad por los actos políticos que decida realizar. Uno de esos
      actos políticos es abstenerse de votar. En un artículo anterior me he
      referido a la abstención y a sus motivaciones de carácter emocional,
      social e histórico. Hay muchos argumentos que la explican y que la hacen
      comprensible, pero no hay allí nada que la justifique. Menos, cuando
      hay alternativas más inteligentes, más racionales. Por eso, cuando un
      individuo adopta la alternativa más perjudicial para sí mismo y para el
      país y ésta se suma a otras y adquiere un carácter masivo, difícilmente
      un especialista en psicología humana dejará de calificar el fenómeno,
      de acuerdo a sus características, como un claro ejemplo de masoquismo
      colectivo. Y debo decirle, que otros articulistas han sido aún más duros
      e irrespetuosos que yo para referirse al suceso.
      Cinco:
      Los artículos que usted me aconseja escribir, ya los escribí hace mucho
      tiempo, amigo mío. Que usted no esté enterado, es otro asunto. Y
      además, hay muchísimos otros articulistas más inteligentes e ilustrados
      que yo que hacen lo mismo, con el único propósito de expresar una
      opinión e inspirar a otros a hacer lo mismo. A pesar de los problemas de
      comprensión de lectura con los que habitualmente nos encontramos y a la
      tendencia de ciertos lectores de endosar al autor criterios que no ha
      emitido o a marginar términos o conceptos del contexto general del
      escrito para expresar los propios. Gajes irremediables del oficio,
      dicen. §

  3. claudia

    por cierto, el artículo no se trata de ninguno de los comentaristas (ni del ego de nadie), muy bueno. Exelente reflexión.

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