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A los hermanos Parisi les llueve sobre mojado

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A estas alturas del debate sobre el actuar de los Parisi, ya no se sabe si constituyen la dupla “Melón y Melane”, los hermanos Marx (“Los Tres Chiflados), “el Gordo y el Flaco” o los “Hermanos Coraje”, o “Zelig”, de la película de Woody Allen o, incluso, “Mr. Bean”, o que Franco se tome la personalidad de Fra-Fra o, también, que se convierta en cualquier “Catapilco” de la derecha. De todas maneras, los Parisi  han pasado de economistas de los pobres, de divulgadores de “las ciencias ocultas de la economía” y de reyes de la antipolítica, a personajes cómicos, en que siempre termina golpeado y culpable el pobre Antonino y, como el  rey del sentimiento y de valores fraternales, Franco, el candidato a la presidencia, que nos jura, desde ya – muy convencido de su triunfo – que su hermanito no estará en “el segundo piso” de La Moneda.
Los hermanos Parisi son italianos  hasta la médula y su empresa se llama, nada menos, que “Palermo”. No intente ser mal pensado, querido lector, el nombre fue tomado de una bella ciudad, que nada tiene ver con la nuestra historia, contamos con una familia de inmigrantes italianos, que precedió al genial Franco Parisi en la primera magistratura, se trata, nada menos, que de don Arturo Alessandri Palma quien, según mi abuelo paterno, era una mezcla de italiano y loco. El otro personaje que se me viene a la cabeza se refiere a Silvio Berlusconi, juzgado por los tribunales de justicia italianos por varios delitos – claro que, en su justo mérito, Franco Parisi no es  ni la sombra de  ninguno de los dos personajes -; según Edwards Bello, los chilenos siempre exageramos en un 20% más cualquier acontecimiento o cualidades y defectos de los personajes. Hasta ahora, los hermanos Parisi sólo están querellados y, por consiguiente, se les debe presumir inocencia.
Cada vez que el candidato Parisi tiene la oportunidad mediática de defenderse, cae más en incoherencias y en malas explicaciones y, al final, termina autoculpándose. Personalmente, estoy de acuerdo con el bueno de Franco de que es muy ingenuo o que carece de formación política  y jurídica y, como no conoce los sofismas de los abogados, se le olvidó aquello de que “a confesión de partes, relevo de pruebas”. Es buena la estrategia de martirizarse – no olvidemos a los chilenos les encanta favorecer a las víctimas -, a lo mejor, si la justicia no lo apura, le sirve para sacar algunos dividendos, traducidos  en votos.
La estrategia que, a mi modo de ver, no es buena es reducir, sistemáticamente, el monto del dinero adeudado a los profesores, especialmente por no pago de cotizaciones previsionales y finiquitos, que constituye, según el actual ministro de Trabajo, constituye un delito grave. Franco alega que sólo debe algo así como “cuatro millones” de pesos – una bicoca -. Sus múltiples “enemigos” y querellantes sitúan la deuda entre cien y ochocientos millones de pesos. ¿A quién creerle si en este país muy pocos dominan las cuatro operaciones?
Recurrir a la teoría de la conspiración es consubstancial a los seres humanos – como instinto de supervivencia – en consecuencia, hasta el más anónimo de los ciudadanos, está convencido de que su celular  está conectado, directamente, al aparato de escuchas de la CIA (Central de Inteligencia Americana), a lo mejor, tiene razón, pues ni el gobierno de Francia, ni la mismísima Merkel escapan al “copuchento” de Obama, entonces, ¿por qué no concederle a Franco Parisi, “flamante futuro Presidente de Chile” cuando afirma que todas estas querellas contra él forman parte de una gran conspiración, dirigida por la ultra derecha y, ahora, “secundada por el pesado de Osvaldo Andrade y por otros personajes de casta política”. Según el candidato, la señora de Antonino – el que paga los platos rotos – lo acusa de maltrato, violencia intrafamiliar, además de desacato. Los profesores, todos agentes de la “vieja loca de la Matthei”, como la llama Antonino, también se han confabulado y querellado contra el economista del pueblo y, para colmo, la masonería, una institución secreta y que ha infiltrado, incluso, a la iglesia católica, ya presentó su querella, aleonada, tal vez, por “los pechoños” de la UDI.
Está claro que este escándalo va a durar hasta la elección presidencial, y aún no sabemos a quién no perjudicarás más – a Franco Parisi o a Evelyn Matthei, o ambos – pero lo que sí está claro es que la derecha se hundirá a causa de que los ciudadanos han descubierto, aunque tarde, “la banalidad del mal” del fascismo a la chilena, para usar los términos de Hannah Arent.
24/10/2013               

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1 Comentario

  1. ana

    Vaya, todo el artículo no iba más allá de simples, livianos y sonrientes comentarios sobre los Parisi y E.Matthei , hasta «los pechoños de la Udi » ( ja ) ,en sus ataques y contraataques… hasta que aparece mencionada la escritora alemana Hannah Arendt, con su tan polémica frase «la banalidad del mal» , refiriéndose ni más ni menos que al más sanguinario de los nazis, Adolf Eichmann , en el juicio tras su captura en Argentina…! No resultará un tanto exagerado , Rafael Luis? …¡Qué te parece que confiemos en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades…, dudas,…,etcétera ?

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