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Historiador UC renunció al Mineduc: «Hay intervención a un currículo ampliamente discutido»

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Jefe del Departamento de Historia Universal de la Pontificia Universidad
Católica y autor de valiosos trabajos de investigación, Claudio Rolle fue uno
de los manifestantes que ayer se pronunció en contra de las medidas anunciadas
por el Ministerio de Educación de restar horas a las ciencias sociales a favor
de lenguaje y matemáticas. Su protesta tiene un significado especial: hasta la
semana pasada formaba parte de la
Unidad de Currículum y Evaluación del Ministerio de
Educación. Tras el anuncio del cambio curricular, renunció. Adherente de una
carta suscrita por diversos historiadores, en la que reclaman al gobierno por
"una visión limitada de la educación", en esta entrevista Rolle sostiene que el
cambio curricular "puede traducirse en una suerte de entrenamiento de
habilidades de lenguaje y matemáticas que redunde en resultados llamativos pero
engañosos".

Claudio Rolle es jefe del Departamento de Historia Universal
de la
Pontificia Universidad Católica y hasta la semana pasada
trabajaba en la Unidad
de Currículum y Evaluación del Ministerio de Educación, Mineduc. Coautor de
libros como Historia del siglo XX chileno (Sudamericana, 2001) y La vida
cotidiana de un año crucial (Planeta, 2003), era uno de los pocos expertos en
su área que permanecían en ese ministerio desde los gobiernos de la Concertación. Sin
embargo, después de enterarse por la prensa de que a contar de 2011 el actual
gobierno aumentaría las horas de Lenguaje y Matemáticas en desmedro de las de
Ciencias Sociales, el académico presentó su renuncia.

El gesto de disconformidad no se limitó al abandono de su
cargo de asesor. Además Rolle participó de una concurrida manifestación de
protesta que se realizó ayer jueves frente al ministerio -manifestación que fue
reprimida por Carabineros- y fue uno de los adherentes de una carta dirigida al
ministro Joaquín Lavín, donde diversos historiadores piden echar pie atrás a la
medida y reclaman por lo que consideran "una visión limitada de la educación,
más preocupada de los resultados de mediciones estadarizadas que de los
aprendizajes efectivos de nuestras niñas y niños".

La frase alude a una de las principales metas anunciadas por
el gobierno, tendiente a elevar en 10 puntos el resultado de la prueba Simce
para 4° básico. La pretendida mejora se inscribe en lo que el gobierno ha
denominado la Gran
Reforma Educacional, que implica medidas relevantes y en algunos
casos resistidas. Como aquella que sumará 800 horas de lenguaje y matemáticas a
costa de historia y geografía, tecnología y educación cívica.

Claudio Rolle sostiene que el principal inconveniente del
cambio curricular anunciado es que los resultados que se consigan "pueden ser
llamativos pero engañosos", pues "están privilegiando el medio por sobre el
fin".

-¿Qué opinión tiene del cambio curricular anunciado?
En mi opinión es una medida desacertada, una medida poco
razonable, pero también inadecuada en las formas, no sólo en el fondo. No me
parece que los argumentos señalados por el ministro sean sólidos para
fundamentar la reducción de un sector tan central en la formación de nuestros
niños y jóvenes como son la historia, la geografía y las ciencias sociales. En
ningún lado está garantizado automáticamente que si tú aumentas el número de
horas vas a conseguir resultados. Además, esto puede traducirse en una suerte
de entrenamiento en materia de habilidades de lenguaje y matemáticas que
redunde en resultados llamativos pero que son engañosos. Por eso la declaración
de hoy insiste en esa definición que puede parecer semántica pero que en mi
opinión es profunda: hay una distinción entre la educación y la instrucción.
Nosotros estamos más por la educación.

-¿Esa diferencia de criterio lo llevó a renunciar al
Mineduc?

No únicamente, porque me parece que el clima de debate y
diálogo se había perdido. Pero efectivamente esta medida puntualmente es la que
determina mi renuncia. Porque además acá se mezclan dentro de un mismo paquete
medidas que son de naturaleza distinta: las medidas de reforma en el terreno
administrativo, que tienen que ver con los estímulos a directores y estudiantes
de pedagogía, son muy distintas a las curriculares. A mí me preocupan estas
últimas medidas porque pasan un poco coladas dentro de este gran paquete que se
ha llamada la Reforma.
Hay aquí una intervención a un currículo que fue ampliamente
discutido. El marco curricular fue acordado con muchas consultas, con una
discusión parlamentaria, y eso se pretende alterar de un momento a otro con un
anuncio que viene de una decisión inconsulta. Aquí lo que se hace necesario es
un diálogo, yo creo en eso; y al igual que en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1789, donde se admite que un error que se ha
cometido por ignorancia, olvido o desprecio a las formas se puede corregir,
espero que las autoridades del ministerio tengan el buen criterio de discutir y
pensar lo importante que es la formación de memoria y la construcción de
identidad y capacidad crítica.

-¿Qué interpretación le da usted al hecho de que se decida
aumentar las horas de lenguaje y matemáticas en desmedro de las ciencias
sociales? Hay quienes interpretan este medida con un sesgo político,
ideológico, ¿que cree usted?

Yo creo que la historia, la geografía y las ciencias
sociales en general son uno de los territorios más disputados por las visiones
ideológicas, en el sentido de que es el territorio de la formación ciudadana,
del desarrollo de un pensamiento crítico. Es el territorio donde se ven
interpretaciones contrastadas y donde se debaten temas polémicos como el golpe
militar y las violaciones a los derechos humanos, temas que pueden ser
incómodos en cierto momento y que ciertamente provocaron ya en el pasado
polémica. Pienso que eso a lo mejor podría explicar algo. Pero estoy
interpretando y no quisiera especular. Lo planteo como una posibilidad pero no
quiero ser taxativo porque no me consta.

-De acuerdo con lo que pudo observar al interior del
Mineduc, ¿las nuevas autoridades están preocupadas de hacer una revisión del
modo en que se está enseñando la historia de Chile?

Ese es un tema que está por verse. En teoría el ajuste no se
puede tocar porque ya fue sancionado por la ley. Pero en la práctica tengo la sensación
de que a través de los programas existe la intención de establecer ciertas
innovaciones que no comparto. Por ejemplo, la memorización de datos o hechos
relevantes. En el grupo que participó de esta discusión en años anteriores
fuimos muy críticos de esa visión. Más bien postulamos a la comprensión de
procesos donde se pueden insertar determinados datos que los niños tiene que
llegar a saber, una educación de carácter no enciclopédico, lo que
retóricamente se llama educación para la vida y que nos permite escapar del
enciclopedismo y esa ilusión de que sabemos muchas cosas y somos cultos porque
reconocemos las capitales de América, por dar un ejemplo burdo.

-¿De qué manera la enseñanza de las ciencias sociales, y más
particularmente de la historia, puede contribuir al desarrollo de capacidades
vinculadas con el lenguaje?

Noto cierto tono de arrogancia en el anuncio del cambio
curricular y no quisiera caer en eso… Pero diría que en los anuncios hay un
cierto descuido. Porque hay muchos estudios y personas que sostienen que el
ejercicio de las lecturas de la historia y las ciencias sociales son un muy
buen predictor de desarrollos y capacidades para la lectura y la escritura.
Probablemente en ese sentido sea igual o superior a los que se dan en el sector
estrictamente de la enseñanza de la lengua. No pretendemos formar en el colegio
historiadores, no es el propósito, pero sí que lean historia, que conozcan
documentos, que sean capaces de interpretar, y en esa capacidad de
interpretación tengan la posibilidad de sopesar las formas de la escritura y la
lectura.

-En definitiva, ¿qué cree que está en juego con la idea de
quitarle horas a las ciencias sociales para favorecer lenguaje y matemáticas?
¿Qué se pierde y qué se gana? Se lo pregunto además porque las recientes
manifestaciones se pueden interpretar como una defensa corporativa.

Esto no se trata de una defensa corporativa. Mi disposición
particular, y de muchos de nosotros, es que la historia nos sirve para la vida.
¿Para qué sirve? Como decía Pierre Vilar, ¿para qué sirve la historia? Para
leer el diario, para entender el mundo en el cual estamos situados. Muchas
veces se piensa que los historiadores pensamos y nos preocupamos del pasado, y
eso no es cierto. Los historiadores pensamos a los seres humanos en el tiempo,
pero pensamos mucho en el futuro, no hacemos historia por nostalgia sino porque
nos apasiona la sociedad, porque queremos entender cómo hemos llegado a ser lo
que somos y hacia donde vamos. Entonces, con esta medida, hay una dimensión de la
percepción del mundo que se lesiona fuertemente.
25 Noviembre, 2010

*Fuente: CIPER Chile 

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