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El asesino de Victor Jara: El «príncipe» que no aparece

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La investigación de los asesinatos del Estadio Chile (hoy Víctor Jara) no ha arrojado resultado en su caso más emblemático: el horrendo crimen del cantautor que inspiró uno de los movimientos musicales más potentes de la historia chilena. El caso fue cerrado, pero se da por hecho que la Corte de Apelaciones lo reabrirá con nuevas diligencias, donde aparecen un par de sospechosos.

Era alto, rubio, de ojos azules, pelo engominado hacia atrás: un perfecto pije que se paseaba en los pasillos superiores del Estadio como pavo real, siempre balanceando un linchaco, permanentemente amenazando e insultando a los prisioneros». Así describía en LND la periodista Pascal Bonnefoy al legendario personaje que aterrorizó a los cinco mil prisioneros políticos que el Ejército mantuvo en el Estadio Chile, a partir del golpe de 1973.

«¿Me escucha la cloaca marxista? ¿Me oyen los comemierda? ¡Ahora se acabaron los discursos, chuchas de su madre! Ahora van a tener que trabajar. Los que se nieguen a trabajar, los fusilaremos. ¿Me escuchan los vendepatria?… ¡Tengo voz de Príncipe!», se le escuchaba decir.

«Subía y bajaba gritando por las escaleras del Estadio. Aparecía de improviso en cualquier sector alto del estadio y los prisioneros debían hacerle silencio. Llevaba siempre en sus manos un linchaco, y al pasar por las hileras de presos que por horas y horas esperaban con las manos en la nuca», contó Boris Navia, detenido en el Estadio Chile.

Era un teniente de 23 años, aproximadamente. Con estas características, muchos de los testigos que han declarado ante la justicia, identifican mayoritariamente al teniente (R) Edwin Dimter Bianchi. Otros, fundamentalmente ex miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, levantaron en un momento la idea de que en 1987, el objetivo primario fue el secuestro de quien sindicaban como el responsable de la muerte de Víctor Jara, el entonces coronel, Gerardo Ramírez Chovar. ¿Quién es el príncipe?

El abogado Nelson Caucoto hizo el jueves un emotivo llamado a que los conscriptos que estuvieron en el Estadio Chile para que se acerquen a la justicia y ayuden a identificar al responsable. Todos ellos fueron obligados a servir de celadores durante los oscuros días posteriores al 11 de septiembre de 1973, en el recinto deportivo, que se transformó en uno de los íconos del horror de la dictadura.

El llamado tenía como causa el cierre de la investigación del caso, decretado por el ministro Juan Eduardo Fuentes Belmar. El magistrado, a cargo de varias causas de DDHH, consideró agotadas todas las diligencias, estableciendo un único responsable: el teniente coronel (R) Mario Manríquez Bravo, jefe de plaza del recinto.

Pero en rigor no fue la gestión de Fuentes Belmar la que permitió, incluso esta responsabilidad. Manríquez Bravo fue descubierto por el juez Juan Carlos Urrutia, que hace unos años era el titular del Quinto Juzgado del Crimen de Santiago, y permitió a los detectives de DDHH de Investigaciones darles facilidades para indagar el hecho.

Luego de un reordenamiento de las causas, heredadas por el ex ministro Juan Guzman, Fuentes Belmar quedó a cargo de las torturas y homicidio del cantautor.

En diciembre de 2004, el juez Juan Carlos Urrutia procesó al teniente coronel en retiro por el homicidio de Jara.

Autor material
La responsabilidad atribuida a Manríquez es sólo de mando, que no es menor. Pero el juez no terminó por develar quién fue el autor material de la muerte de Jara. Los testimonios de los detenidos son dramáticos, cuando relatan que entre varios oficiales y soldados, se turnaban para torturar al artista que le había cantado al derecho de vivir.

Tras varias sesiones de golpes, de todo tipo, electricidad, fue acribillado de 44 balazos y su cuerpo arrojado en las cercanías del Cementerio Metropolitano, en La Cisterna.

Edwin Dimter Bianchi estuvo asignado al Estadio Chile. Su nombre y situación pasaron desapercibidos hasta que en mayo de 2006 fue descubierto trabajando para la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones (SAFP), como jefe del Departamento de Control de Instituciones.

Dimter Bianchi fue uno de los oficiales que se sublevó en el tanquetazo del 29 de junio de 1973, bajo el mando del sedicioso coronel Souper. Tras estar detenidos, fueron liberados el mismo día del golpe y destinados al Estadio Chile, donde según testigos fueron el grupo de oficiales más crueles.

Una carrera más exitosa tuvo el general (R) Gerardo Ramírez Chovar. Frentistas que tomaron parte de las tareas de exploración previas aseguran que antes del coronel Carreño (secuestrado en septiembe de 1987) no era el principal candidato, sino que Gerardo Ramírez Chovar. Formaba parte de la escolta de Pinochet. También era un experimentado comando que había instruido a varios agentes de la CNI en técnicas de lucha antisubversiva. En su caso, dicen las fuentes consultadas, era altamente probable que el secuestro no fuera «amigable».

Ramírez Chovar, actualmente coronel en retiro, vivía en una casa de avenida Salvador, a media cuadra de José Domingo Cañas. El grupo de exploración chequeó sin problemas sus movimientos. Sin embargo, el secuestro se abortó porque el día escogido «había un lechero, un barrendero, tipos que durante los chequeos previos nunca habían aparecido», dice un miembro del grupo. «Fue ahí que Carreño tuvo prioridad», se sostuvo.

* Fuente: La Nación


piensaChile le invita a leer el artículo de Pascale Bonefoy (25.05.2006) y ver los videos filmados por la FUNA:
Edwin Dimter, el sádico «Príncipe» del Estadio Chile

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