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Irak, la lucha por el poder y el petróleo

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Durante estos últimos días los medios de comunicación del sistema, han destacado en sus primeras planas lo relativo a los 4 mil soldados americanos muertos en la invasión y posterior ocupación de  Irak. Es el costo que han tenido que pagar estos hijos del pueblo norteamericano, en defensa de los intereses económicos y geopolíticos del Imperio, en la cual estos soldados nada han tenido que ver.

Los halcones-fundamentalistas neofascistas asentados en la Casa Blanca y que dirigen los destinos de Estados Unidos, en aras de sus negocios y ambiciones personales y de los capitales de su país, hasta el momento han sacrificado dos vidas más (4002) de efectivos militares, cifra que sin duda seguirá creciendo.

Los último cuatro militares norteamericanos murieron al sur de la ciudad de Bagdad, en la denominada “zona verde” que se encuentra fuertemente protegida, y desde donde funciona el gobierno títere iraquí y algunas embajadas extranjeras, otros dos han muerto recientemente en Kerbala.

La llamada zona verde este último tiempo ha estado permanentemente enfrentada a los ataques de la insurgencia iraquí que va adquiriendo forma y mejor coordinación para enfrentar a las fuerzas militares que han ocupado el país y desatado el genocidio contra el pueblo iraquí.

La escalada de acciones militares de la insurgencia deja en evidencia la frágil situación de la presunta seguridad existente en Bagdad y todo el país. Lo cierto es que las diversas facciones insurgentes compuestas por chiíes y suníes, han venido limando asperezas y respondiendo a las fuerzas de ocupación de forma coordinada y cada vez más efectiva, con el único objeto de expulsarlos del país.

La resistencia o insurgencia iraquí desde que ha venido tomando forma han declarado como su enemigo fundamental a las fuerzas de ocupación encabezada por Estados Unidos y el gobierno títere que se ha instaurado en Bagdad. La guerrilla iraquí esta compuesta por el Ejército Islámico de Irak, Alto Mando de Combate y Liberación de Irak que son las más trascendentales hacia la población. Cabe agregar además las acciones de grupos radicales independientes que no coordinan su respuesta armada con los principales grupos de las guerrillas urbanas existente en el país. También se encuentran las bandas de secuestradores y fanáticos religiosos que disparan para todos lados o según quien pague mejor.
 
Lo cierto que los últimos acontecimientos ocurridos en la ciudad de Basora, no solo viene a confirmar la influencia de los diversos grupos insurgentes en una buena parte del territorio nacional, sino que además es el reflejo de la profunda anarquía y descomposición moral existente en el país, en donde la lucha por el poder, la expulsión de las fuerzas militares que han ocupado Irak y el control del principal recurso energético del país se ha transformado en el objetivo central de las fuerzas en pugna.

De allí que la cacareada mayor seguridad del país, no es más que una quimera, pues el pueblo iraquí lo  único que desea es que Estados Unidos y sus aliados, abandonen cuanto antes el país, para que así termine de una vez la tragedia diaria que viven los iraquíes.

Cabe destacar además que el gobierno títere existente en Irak, encabezado por Nuri al Maliki ha perdido la confianza de los chiíes y de la población, pues su precario poder esta sujeto a las decisiones del Alto Mando Militar encabezado  por el eje anglosajón. Junto con ello dentro del gobierno títere surgen fuertes pugnas internas, que están relacionadas con el control del poder y la corrupción en la cual están sumidos la mayoría de sus miembros.

Además hay que sumarle los problemas socio-económicos y humanitarios diarios que tienen que padecer sus habitantes, problemas todos que son acuñados por la población a las fuerzas militares que ocupan el país, pues  nunca han sido considerados los salvadores de la nación, después del derrocado régimen de Sadam Husein. 

Lo cierto es que Irak esta enfrentado a una atroz realidad desde la invasión de las fuerzas militares neofascistas que llegaron a ejercer el control del negocio petrolero y otros, para beneficio de la familia Bush, Cheney y otros altos personeros del gobierno de la Casa Blanca y sus aliados ingleses.

Pero los acontecimientos acaecidos en Basora y la ofensiva de las fuerzas insurgentes, no solo ha estado reducida a esa ciudad, también ha habido fuertes enfrentamientos en Bagdad, Nasiriya, Hilla, Amara, Duluweya, Kerbala y los barrios de Kut. Cabe agregar además que en todo el país ha habido manifestaciones de apoyo a las fuerzas insurgentes y en especial a las que son dirigidas por Múqtada al Sáder y su Ejército del Mahdi. De allí que las fuerzas militares de ocupación del Imperio, cada vez viven un futuro más incierto, estancados en la ciénaga de la guerra  y con una moral que esta por los suelos. Lo único que quieren los efectivos militares de las fuerzas de ocupación, es su regreso a casa en buenas condiciones físicas y síquicas de salud, de manera que nos los atrape la maquinaría de la muerte en cualquier lugar de Irak.

Los buitres de la Casa Blanca y el Pentágono yanki, están ensimismado en controlar a cualquier precio el petróleo, el gas, el agua, el algodón y el opio de la región, no importando los costo en vidas humanas de sus propios soldados y los civiles de Afganistán e Irak, que se encuentran enfrentados a la barbarie depredadora de los negocios energéticos en los cuales se encuentran involucrado los señores de la guerra de la Casa Blanca y muchos de sus lacayos.

En un país ocupado por fuerzas militares depredadoras y genocidas, donde la anarquía, el caos y la lucha de fuerzas antagónicas se expresa en toda la línea, es muy difícil establecer operaciones militares definitivas como lo ha establecido el criminal de guerra G.W.Bush. Lo cierto es que hasta ahora después del terror y las muertes que ha tenido que enfrentar el pueblo iraquí, el futuro de Irak se va transformando en una nebulosa cada vez más difícil de dilucidar.
 
En esta lucha por el poder y el control de los recursos energéticos, lo que impera en el país del Oriente Medio, es la violación sistemática de los derechos humanos, es el genocidio y los crímenes de guerra de las fuerzas militares que ocupan el país. La corrupción del gobierno títere, el negocio de la muerte de los ejércitos privados, la labor de los mercenarios y sicarios, las mafias y las bandas de secuestradores que asolan el país, además del papel que juegan las fuerzas de la resistencia que viven sus propias diferencias e intereses en enfrentar al enemigo fundamental, que no es otro que el eje anglosajón y sus aliados inmediatos. 

El Ejército iraquí, respaldado por las fuerzas aéreas y las tropas terrestres estadounidenses lanzó desde el lunes una operación a gran escala para recuperar el control de la ciudad de Basora amenazada por la insurgencia chiíta del clérigo Al Sáder y otros grupos de la guerrilla urbana. Sin embargo los enfrentamientos entre el Ejército del Mahdi y las fuerzas de seguridad gubernamentales, han puesto en jaque al Gobierno títere del primer ministro Nuri al Maliki.

En esta encarnizada lucha por el poder y el control del petróleo según diversas fuentes de prensa, la mayor parte de los bombardeos producido por la aviación norteamérica en Basora, han afectado a la población civil, los que ya sumarían más de 290 muertos. Mientras tanto en los últimos enfrentamientos producidos en la zona sur de Bagdad ha muerto dos nuevos soldados norteamericanos informó el Ejército norteamericano, de acuerdo a un comunicado del mando militar, un artefacto explotó al paso de una patrulla.

Otro de los grandes problemas que tiene que enfrentar el gobierno títere, es la deserción de efectivos de la policía y el ejercito Iraki, los cuales se van sumando a los grupos insurgentes en especial los de Al Sáder. Ante los intentos del gobierno para que los insurgentes depongan las armas, estos han respondido que "sólo entregaremos las armas a un gobierno que quiera terminar con la ocupación estadounidense en Irak", declaro a la prensa Hareth al-Ethari, oficial de esta milicia de Al Sáder en Basora.

El derrocamiento de Sadam Husein y la posterior ocupación del país, han significado para los iraquíes un verdadero holocausto, producto por un lado del genocidio y los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas militares que ocupan el país, y por otro lado el enfrentamiento entre las fuerzas políticas, económicas e insurgentes en pugna, que juntos pujan por el control del petróleo y el territorio nacional.

La mentada democracia, libertad y la seguridad de los iraquíes que traería Bush con su maquinaria de muerte, no ha significado otra cosa, que más de un millón de muertos y un país en ruinas, cientos de miles de ciudadanos desplazados y una grave crisis económica y social, además de la destrucción de la patrimonio cultural de la nación.
30/03/08

– AIP: Agencia Indoamericana de Prensa

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